
4 Universidad Nacional de José C. Paz
5 Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires
6 Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria.
ES: ¿Cuáles son los desafíos para pensar la formación de grado en el marco de los cuidados progresivos?
NK: Existen antecedentes claves para pensar esto: las
carreras de la Salud en la Universidad Nacional del Sur, la
Universidad Nacional de La Matanza, la Universidad de
Nacional de Mar del Plata, la Universidad Nacional Arturo
Jauretche, la UNPAZ 4, la Universidad Nacional de Chaco
Austral, la UNICEN 5. Hay muchas universidades en la
provincia y en todo el país que tienen una lógica de
progresividad, de etapas de la vida, de planes de estudio
organizados en aprendizaje basado en problemas,
centrado en el estudiante y en la problemática de la
población, no por especialidades o subespecialidades o de
las ciencias biológicas. No por casualidad, la mayor parte
de los que se graduaron en estas universidades, que son
nuevas, eligen especialidades vinculadas con los cuidados
más integrales como medicina general, clínica o pediatría.
Argentina tiene un modelo universitario muy virtuoso,
muy dinámico, en medicina en particular, único, no hay
ningún lugar en el mundo con un sistema de estudio con la
masividad y con el dinamismo que tiene. A veces, las
universidades más tradicionales acompañan, pero el
sistema universitario en salud es mucho más complejo y
grande que eso.
Los servicios pabellonados emulan la lógica de las
Facultades. Pero ahora hay dos modelos de universidades.
Tenemos un modelo de universidad por departamento y
un nivel de universidad por Facultades. Las más
“modernas”, las del conurbano, son por departamento,
entonces el director del departamento de ciencia de la
salud no tiene ejecución presupuestaria propia, depende
de una universidad, un rector. En cambio, las Facultades
más tradicionales tienen Facultades con un decano y
tienen una lógica hacia adentro que reproducen la misma
lógica de los servicios pabellonados.
Muchos sistemas, muchos hospitales reproducen esa
misma lógica. Cada servicio tiene un jefe de servicio,
que es un patriarca, obviamente varón y médico,
siempre médico. Aunque podría no serlo. Pero siempre
médico. Y reproduce la misma lógica. Tienen la llave,
definen los horarios de trabajo. Nosotros aplicamos la
reforma de reglamento de residentes donde ya no
pueden trabajar con guardia 24 horas, pero ahora se las
ponen al día siguiente. Como si no importara que es una
ley. Tenés que luchar contra eso. ¿Cómo hacés con una
dirección que no puede ni definir los turnos porque las
turneras las tienen la secretaría de cada jefe de servicio
y allí se define qué turno se les da a los pacientes, los
sistemas de información los tienen ellos y las camas las
manejan ellos? Vos no sabés cuántas camas hay, tienen
que llamarlo al de cardio y que el de cardio te diga, "No
tengo camas/tengo camas." Entonces, hoy el sistema
de red de emergencias, el SIES 6 de toda la provincia,
no sabe si tiene una cama de unidad coronaria en un
Entrevista En
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
NK: La primera de todas es el modelo médico hegemónico,
la perspectiva médica biologicista, tan preponderante a la
hora de la toma de las definiciones. En la propuesta de
cuidados progresivos empieza a haber marco para
comenzar a pensar jefaturas posibles donde puede que no
sea un médico el jefe. Eso para mí es una de las
resistencias principales. La otra es que nos faltan clínicos y
entonces, si no logramos una transformación cultural
suficiente sobre quiénes son los responsables de los
cuidados progresivos y el acompañamiento de esos
cuidados progresivos -quiénes son los interconsultores,
los especialistas, cómo se interrelacionan los especialistas
con los que llevan los cuidados- tenemos un riesgo de
mucha carga sobre los servicios de clínica en particular y
también en enfermería. Vos no le podés pedir a enfermería
que se ocupe de los cuidados progresivos si no los
jerarquizamos en la toma de decisiones. Van a estar en
todo el proceso de cuidado, y ¿vos no los vas a escuchar
para saber qué está pasando? ¿qué opinan de lo que está
pasando? Es muy difícil.
Es importante discutir la mercantilización de la salud.
Muchas veces se reproduce, incluso en el sector público, la
práctica del trabajo vinculado con la tecnología, que tiene
mucho que ver con la rentabilidad que hay en el sector
privado. En el hospital público vos le pagas lo mismo al
subespecialista del trasplante de córnea que al que hace la
guardia los lunes. Pero ¿por qué razón en el hospital
público reproducen esa lógica de la tecnología? Porque en
el sector privado se paga mucho más, entonces por un
lado nosotros tenemos que lograr que el sector privado
empiece a financiar los problemas reales de la gente,
porque después el problema que tenés en el sector
privado es que no conseguís turnos con los especialistas.
El 90% de los especialistas ven hoy cuestiones que nada
tienen que ver con su trabajo, ellos dicen “veo todos
pacientes sanos”. Y sí, porque a vos te va a ver una
persona que tiene un problema y se le ocurre que hay que
ver, por ejemplo, a un gastroenterólogo, y en verdad
necesita ver a otro médico, un médico clínico o generalista,
que te vea durante un tiempo y te diga “No, vos lo que
tenés…” Ahora si vas a ver por síntomas a los pacientes
vas a estar viendo todo el tiempo a pacientes sanos.
Bueno, ¿qué haces? El flujo de atención debería
organizarse al revés, priorizando un modelo de cuidados
continuos. Si vos le pagas más al subespecialista que al
clínico, al generalista o al pediatra, los médicos por lógica
van a querer subespecializarse.
hospital o no. Si no se le pregunta al jefe de servicio, el
tipo te puede decir sí o no, tenga o no tenga cama,
puede ser que tenga cama y no te quiera recibir. El
primer punto de cuidados progresivos es discutir
mucho para sacar la turnera de consultorios externos,
hablar, hablar y hablar hasta sacar las turneras y tener
una centralización de asignación de turnos. Ahí podrás
decir “Bueno, ahora doy turnos por internet”, “Doy
turnos y armo una admisión centralizada”. Podés tener
triage, podés empezar a trabajar
interdisciplinariamente. Hay una parte que la van a ver
los médicos, pero hay una parte que la pueden ver
otros trabajadores de la salud, con otra expertiz. Y lo
que nos pasa a nosotros es que, según lo que vos sabés
hacer, si sabés usar un martillo, todos los objetos son
clavos, básicamente. Bueno, hay muchas cuestiones de
complejidad social, de los procesos que los médicos
vemos menos que otros trabajadores del sistema de
salud. Y entonces tiene un sesgo eso, un sesgo que
además es muy tecnologizante, muy costoso. Entonces
bueno, ¿cómo armás un sistema donde haya otros roles
a la hora de ver a una persona, a una comunidad?
Necesitás poder trabajar interdisciplinariamente. Para
eso tenés que poder decidir cómo debe transitar un
paciente por el hospital. Nosotros teníamos que lograr
una vieja cosa que decía Carrillo también en una época,
en Teoría del Hospital7, vos no tendrías que tener
pacientes caminando dentro del hospital, libremente.
Necesitás tener un sistema. Esto pasa todo el tiempo:
“vaya al servicio de” y cuando llegás al servicio y hablás
con la secretaria del servicio, nadie más te pudo decir
cuál es el problema. Nosotros tenemos que poder
organizar eso, de manera tal que una persona que llega
al sistema salud-que es tan complejo y difícil-, una
persona te tiene que recibir en la puerta y decirte cuál
es tu flujo. Entonces, para eso los hospitales no tenían
áreas de pacientes, no tenían centralizados turnos o la
admisión de la internación. Y esto ocurre sobre todo en
el sector público, salvo en algunos hospitales más
modernos como El Cruce y en el sector privado, que se
fundan con esa área y con direcciones de enfermería
con cargo jerárquico. Porque otra de las características
de los cuidados progresivos es que están centrados en
el paciente y no en la tecnología. Me refiero a la
tecnología en sentido amplio, para resumir algo. Si sos
neurólogo, usás un resonador. Porque la tecnología que
hay, condiciona esa oferta. Si los hospitales están
ordenados en función de la tecnología y de quienes
utilizan esas tecnologías, es un problema. Ahora, si el
hospital está centrado en la continuidad de los
cuidados, en verdad se centra en el ciudadano, en las
personas, en el paciente, y si vas a centrarte en los
pacientes tenés que tener un diálogo fuerte con
enfermería, porque son los que están más cerca, son los
que están más en la cotidiana, los que por diversas
razones es muy probable que se enteren de muchas
más cosas que los médicos, que tienen intervenciones
puntuales y concretas. Ahora, el que está, te abre y te
acompaña, tiene que estar jerarquizado para
capacitarse mejor y porque tiene que poder tomar
decisiones. Los ateneos de los servicios médicos no
cuentan con enfermería. Los pases de sala no cuentan
con enfermería. Nosotros, los médicos, discutimos los
casos de los pacientes sin enfermería. Cuando
terminamos de discutir los pacientes, nos vamos y el
que se queda es el enfermero. Es ridículo y absurdo,
deberíamos tener la discusión con los enfermeros,
tendríamos que intercambiar “mirá que ayer me dijo
esto”. Te cambia el diagnóstico, el proceder. Entonces
hay que jerarquizar las áreas de enfermería, hay que
jerarquizar las áreas de gestión, y por eso debe tener
una centralización. Todo esto es un proceso que es
contracultural. Lo que es peligroso es que sea tomado
como una agresión “contra los médicos”. Porque,
además, esto es al revés, le soluciona un montón de
problemas operativos y organizativos a los médicos
¿En qué sentido? Si vos sos un cirujano que le gusta
operar córneas, lo mejor que podés hacer es entrar a un
quirófano, tener una córnea en buenas condiciones, un
quirófano en buenas condiciones y operar. Si a ese
mismo especialista lo ponés a que haga compras, a que
se fije la limpieza del servicio y otras tareas, los
procesos internos del servicio se tergiversan, salvo que
se trate de una persona a la que efectivamente le
interese la gestión. Por eso es necesario lograr tener
una dirección fuerte y que pueda conducir los procesos
internos, procesos transversales del hospital. Esto no
solamente mejora la potencia del hospital y de la
dirección, sino también la capacidad resolutiva y la
felicidad del proceso de trabajo de cada especialidad.
Incluso las especialidades médicas. Si tenemos a un
neurocirujano de jefe del servicio, por ejemplo, y tiene
que trabajar cuestiones administrativas de la lista
quirúrgica o de solicitud de estudios ¿por qué no
ponemos a alguien administrativo que haga de soporte
y se encargue de esas tareas?, y ponemos al jefe de
neurocirugía a mirar la imagen y decidir cuál es la mejor
vía de abordaje quirúrgico, seguramente sean más
felices ambos. El equipo administrativo puede tratar
eso adecuadamente y entiende cómo funciona eso,
mientras el neurocirujano interviene muchísimo mejor
abocado a otro proceso. Estamos empezando a
transitar ese proceso. Nos tomamos mucho tiempo, no
soltamos nunca la discusión, cada vez que hablamos
esto fuimos hablando de que había que hacer la
reforma de cuidados progresivos.
NK: Tuvimos un momento con la pandemia que
aprovechamos el impulso e hicimos todas salas
indiferenciadas8 por tipo de cuidado. Se hacía foco en
una sola patología. Bueno, entonces, las salas de los
servicios de traumatología, de clínica, de cirugía… eran
cuidados mínimos, intermedios y críticos, según
complejidad: la capacidad de tener oxígeno, monitores,
respiradores y enfermería adecuada. Pasó algo muy
interesante: como estaban todos haciendo lo mismo,
diferentes especialistas se encontraban ahí, trabajando
en conjunto. Y encontrarse entre ellos les pareció
interesante, encontraron compañeros para pensar
sobre los mismos problemas. Entonces es evidente que
esa subespecialización había llevado a una práctica
cotidiana muy aislada entre unos y otros. La pandemia
apuntó, eso ayudó. En algún que otro hospital lograron
sostener las salas indiferenciadas, pero la mayoría
volvió a la “normalidad”, es decir, a una lógica de
intervención por servicio. Pero tenemos el antecedente
por el cual podés volver a retomar la idea de estos
cuidados, y empezó a pasar y está pasando en
hospitales muy tradicionales y grandes. Creo que lo que
se empezó a generar son instancias de trabajo
interdisciplinario que son gratificantes, porque son
resolutivas.
Actualmente transitamos una época de enorme
insatisfacción en muchos aspectos de la vida, pero
puntualmente una enorme insatisfacción también
laboral. Hace 10 o 15 años hablamos del burnout, de
cómo nos quemamos, muy específico del sistema de la
salud. No es que sea exclusivo, pero es muy
particularmente nuestro, la intensidad es mucho
mayor. Pero lo que me parece que lo que nos termina
comiendo la cabeza es la fragmentación de nuestro
propio nivel de trabajo, ir a laburar a 10 lugares
distintos y la falta de comprensión de las cosas, la
frustración en los procesos del laburo. Entonces, si uno
empieza a tener espacio de trabajo con otros en donde
no está todo fragmentado, sino que hay otros saberes
que a vos te nutren continuamente, no estás repitiendo
mecánicamente lo que hacés todo el día; sino yo opino
una cosa, pero viene un psiquiatra y me dice "Ché, pero
mirá esto otro". Eso ya te empieza a dar otro dinamismo
en el laburo. Creo que eso empieza a funcionar, a darle
una perspectiva, un funcionamiento, pero estamos en
un proceso que me parece que nos dificulta mucho la
situación económica. Con políticas ahora en la provincia
estamos logrando retrotraer una caída en la ocupación
de las residencias, pero llegamos a más de 10 años de
una pérdida continua de cargos como en clínica médica.
NK: Creo que las experiencias que estamos teniendo
hasta ahora son todas positivas. Todas positivas.
Incluso, el trabajo que me compartían desde la
Dirección de Políticas de Atención realizado en el marco
de las Becas Lanteri sobre estadía de los pacientes , de
la incorporación de dispositivos alternativos a la
internación para que la gente pueda atenderse
evitando internaciones innecesarias que pueden
resolverse de manera ambulatoria. También,
empezamos a resolver problemas de servicios que
tenían dificultad de llenar sus planteles, porque eran
equipos muy poco jerarquizados dentro de la relevancia
de los hospitales. Empiezan ahora a cambiar su propia
percepción, el resto de los servicios saben que
finalmente pasa por ahí la cosa, entonces empiezan a
tener una evaluación interna nueva y empiezan a volver
profesionales a querer hacerse cargo de esos servicios.
Nos estaban faltando médicos, estaban faltando
clínicos en los hospitales y es muy difícil pensar en un
hospital sin clínicos, porque si los cuidados de la cama
del hospital los va a terminar haciendo una persona
cuya preparación es resolver problemas quirúrgicos o
diagnósticos, no acompañar un proceso de curación o
atención de un paciente, tenés un agujero de calidad.
NK: Sí, y eso se tiene que discutir. Tiene que estar
explícito. El asunto ese sería: si ya no va haber una sala
exclusiva de traumatología, entonces el jefe del servicio de
traumatología no le va a poder decir al R1 de
traumatología “andá y ocupate de hacerle los análisis del
paciente”. Ahora, si la forma que tienen de verlo no es
cuidado progresivo, sino que, si todo es clínica, entonces,
pasa el traumatólogo y dice "Y habría que hacer una placa”
y te pasa la orden y se va esperando que el clínico agarre
al paciente y se lo lleve a hacer la placa. Bueno, eso es,
cuando vos en vez de tener cuidado progresivo, lo que
tenés es una enorme sala de clínica con interconsultores.
Pero bueno, esa es la discusión que tenemos que lograr
tener a nivel de la cultura. Porque, insisto, la Facultad
donde nos formamos la mayor parte de nosotros está
pensada de esa manera. Y esto es un cambio cultural.
¿Qué sucede en el sector privado? Hay todo un sistema de
otros trabajadores del sistema que se ocupan, hay
camilleros, hay enfermeros, hay extraccionistas, hay
técnicos en imagen, toda gente que hace parte de su
laburo. Entonces, en verdad, eso lo tenemos que lograr.
Insisto, es muy difícil hacerlo en situaciones de restricción
económica, pero no hay ningún elemento negativo, no
hay ninguna de las cosas que nosotros podamos ver que
la transformación sea para peor. Lo único que sabemos es
que si tuviéramos más recursos lo haríamos más rápido.
Pero no hay ninguna cosa que digas "No, pero si yo hago
esto, rompo la calidad de atención”. No hay ningún
elemento que nosotros tengamos en el radar, al menos en
mi experiencia, que diga “pero che, mirá que si hago esto
se van a ir los traumatólogos, se van a ir los clínicos”.
Nada.
NK: La mayoría de las personas que se atienden en el
hospital no saben si están bajo un modelo de cuidados
progresivos o uno tradicional. Pero hay un dato concreto y
documentado: este modelo reduce el tiempo de espera
para acceder a la atención. Si el sistema funciona mejor y
más rápido, ese es un beneficio claro y tangible. Es objetivo
y concreto. Pero nosotros, otra cosa que venimos
trabajando desde el principio tiene que ver con la violencia
institucional. El sistema de salud es un sistema, es una
estructura muy dura, donde el sujeto está muy susceptible
a lo que vaya a pasar ahí adentro. Uno podría decir que si yo
voy a comprar algo a la verdulería y el tipo de la verdulería
me trata mal, no vuelvo a la verdulería. Capaz que no le digo
nada al verdulero. Ahora, si vos vas al médico, y el médico te
trata mal te produce una gran angustia, probablemente no
te dé para decirle nada, pero te hace muy mal, si estás
internado y la enfermera te trata mal, es una posición muy
compleja desde ese lugar. Si vos lo que tenés es una lógica
de separación, subespecializada en función de las
tecnologías como prioridad, como valor moral superior, el
saber técnico que organiza tu institución, todos los saberes
blandos, todas las cuestiones de subjetividades, tienen
menor importancia. No te importa que el paciente tenga
subjetividad, si vos necesitás saber cómo está su riñón.
Está lleno de grandes hospitales sin servicios de salud
mental. Ahora los agregamos, los pusimos en todos los
hospitales, pero no pensaban en la subjetividad de los
pacientes, y aun cuando atendemos su salud mental
pensamos en la patología de la salud mental como primera
instancia, no en la subjetividad de los pacientes.
Deberíamos avanzar hacia ese lugar, si queremos
contemplar la dimensión de la salud mental en todos los
procesos de las personas. Si lo que organiza al sistema, al
hospital, son los cuidados, y ser el que cuida tiene un rol
jerarquizado, entonces la atención sobre las subjetividades
es mucho mayor. Si los enfermeros no solamente
reproducen y ejecutan órdenes, sino que pueden tomar
decisiones, si el servicio de clínica o de medicina
hospitalaria puede tomar decisiones. Caso contrario, en un
hospital tradicional si vas a la sala de neurocirugía y está el
paciente acostado con infección urinaria, no le importa al
neurocirujano la infección urinaria. También pasa mucho
que en esos hospitales tenés un paciente que llega con una
neumonía y no hay cama, entonces lo interno en
traumatología, y ¿quién lo ve? El traumatólogo, si a la sala
de traumatología van los traumatólogos y ¿qué sabe de
neumonía? Nada. Tenes que llamar al clínico para que
venga, pero el clínico está viendo a sus pacientes primero,
cuando termine, y si le sobra tiempo irá a ver y al revés,
tenés un paciente que tiene un pie diabético, lo internás en
clínica para abordar su metabolismo, pero ese pie hay que
operarlo. El traumatólogo ve pacientes de otros servicios
los martes, y es miércoles, entonces hasta la semana que
viene no lo puede evaluar. Entonces, si el paciente está en
una sala que es de todos, a los pacientes los pueden ver
todas las especialidades.
Por otro lado, hay miles de derivaciones de los cuidados
progresivos que creo que son superiores. Son superiores a
la hora de asignar y utilizar recursos, no solo por la estadía
sino porque muchas veces son recursos muy costosos los
de la salud. Si yo no sé nada de evaluación neurológica y
estoy en la sala y no tengo acceso al neurólogo en la sala
de neurología, le hago una resonancia a un paciente ante
una cefalea. Ahora, si viene el neurólogo y te dice que esto
es normal, te vas a ahorrar de hacer una resonancia.
Salud Publica 2025 Sept; 4