
Buenas Prácticas BP
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
RB
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Cómo citar este artículo:
Rotman J, Appiani F, Decandia S, Fernández NM, Maskin F et al. Talleres de salud mental en escuelas secundarias de la provincia de Buenos
Aires: la articulación entre salud y educación como condición de posibilidad. Salud Publica [Internet]. 2025 May [fecha de consulta]; 4.
Disponible en: URL del artículo.
La palabra taller denomina distintos sentidos que se
entraman dado que funciona, desde el Programa, como
formato, como modalidad y como una forma de
organización: como formato denomina a un dispositivo
grupal creado para propiciar la participación y el intercambio
mediante dinámicas propias; como modalidad denomina a la
diferencia existente entre la dinámica y el contenido de una
“charla/clase” y el de un “espacio de circulación y apropiación
de la palabra”; como forma de organización denomina a la
estructura de realización.
En este sentido, el desarrollo de un taller (conformado, en
tanto estructura de realización, por tres encuentros, uno por
semana y en tres semanas sucesivas con cada grupalidad
abordada) no responde a una modalidad de “charla/clase”:
es decir, no se trabaja con les estudiantes un tema
específico de salud mental desde el saber profesional (la
depresión, sus síntomas, su prevalencia, etc.). La modalidad
propuesta responde a generar condiciones de circulación y
apropiación de la palabra, mediante dinámicas de taller,
para que sean les estudiantes quienes puedan transmitir
sus necesidades, intereses, preocupaciones y problemas en
salud mental. A partir de esto se busca problematizar
colectivamente lo surgido (qué entienden por salud mental,
qué sentidos tienen asociados a problemáticas generales de
salud mental y a sus propios malestares, entre otras
cuestiones). Esto no se logra sin favorecer la participación,
escucha mutua y la toma de la palabra.
De este modo, formato, modalidad y organización apuntan a
la construcción de un “espacio de confianza” donde esto
pueda suceder. Y, por último, donde eso sucede es en el taller
en sí, en el aula con les estudiantes.
Sin embargo, que el taller como formato (dispositivo) tienda,
en teoría, a propiciar la participación y el intercambio, no
significa ni que eso suceda por el simple hecho de elegir el
formato (que realiza su “cómo” a través de dinámicas de
taller) ni que el formato obtenga resultados por su mera
aplicación (que da cuenta de su “para qué” a partir de
generar procesos de participación e intercambio).
El formato de taller es continente (marco) y habilita distintos
tipos de dinámicas y contenidos (modalidades) a través de
una estrategia (dinámicas de taller) con el fin de lograr
procesos de participación e intercambio; pero esto por sí solo
no garantiza resultados en el trabajo con juventudes
respecto a su salud mental.
De esta forma, si existe innovación con relación al formato
(dispositivo), ésta refiere a la creación de un andamiaje
“externo”, que va por fuera del trabajo directo con les
estudiantes en el aula, pero que hace al trabajo con elles: la
ingeniería de la propuesta (espacios de trabajo entre
equipos y circuitos de comunicación y derivación cuidada) y
la ingeniería del abordaje (organización y encuadre de los
talleres). Va “por fuera” dado que refiere al trabajo entre
adultes de equipos de salud y educación, pero hace al
trabajo con les estudiantes dado que es lo que genera las
condiciones para que el espacio de confianza, en el aula,
sea posible.
Por último, ese andamiaje, a su vez, no refiere solo a una
ingeniería (continente), sino también a una artesanía
(contenido) que deriva y, a la vez, es sustento de aquella: las
prácticas de vínculos cuidados entre adultes derivan y son
sustento de la creación de espacios de trabajo y de
confianza entre equipos, lo cual redunda en el vínculo
cuidado con las juventudes.
2.2. Artesanía de los talleres: el vínculo cuidado con las
juventudes
La organización, el encuadre, los objetivos y la metodología
de los talleres hacen al contenido de la propuesta y, a su
vez, a la materialización y sustento de la lógica de abordaje.
Refieren a la artesanía de los talleres dado que no sólo
actúan como marco sino también como condición
indispensable para la práctica.
Organización. Cada sección o curso abordado (cada grupo
dentro de una escuela) representó un taller, y cada taller
constó de tres encuentros: un primer encuentro de 1 hora,
un segundo encuentro de 2 horas y un tercer encuentro que
vuelve a ser de 1 hora. El tiempo de cada encuentro respetó
el módulo de hora-clase (40 minutos) como así también los
recesos (recreos). En caso del segundo encuentro, éste se
pautó para ser desarrollado en dos módulos sucesivos (sin
recreo en medio, para no cortar la actividad). Asimismo, los
tres encuentros se realizaron en semanas sucesivas. De esta
forma, cada taller ocupó tres semanas, favoreciendo un
desarrollo procesual en el que se pudieran ir desplegando
resonancias en cada grupo. Al respecto, en términos de
proceso, cada encuentro tuvo su propio objetivo que,
articulados, hicieron al objetivo de la propuesta, a saber: el
primero se centró en problematizar las ideas de salud
mental instituidas y las propias de la grupalidad y, a su vez,
sensibilizar al respecto para que les estudiantes pongan en
palabras sus intereses y problemas en salud mental; el
segundo se centró en retomar y profundizar dichos
intereses y problemas referidos; y el tercero se centró en
desarrollar nuevas estrategias y/o fortalecer las estrategias
ya existentes en la grupalidad, referidas al cuidado colectivo.
Por otra parte, cada taller fue desarrollado por una dupla de
talleristas pertenecientes a diversos equipos de salud. Entre
el 2022 y el 2024 los talleres fueron llevados adelante por
dos tipos de equipos de salud distintos: 1. Duplas de Equipo
de “Talleristas Itinerantes” (TI)4 y 2. Duplas de Equipos de
Dispositivos Territoriales (DT)5. En 2022 fueron los Equipos
TI quienes iniciaron la planificación, acorde a objetivos
generales y específicos, y el desarrollo de la dinámica de los
talleres, en constante retroalimentación según la
experiencia. Del 2023 en adelante se sumaron los Equipos
DT con una lógica de abordaje, encuadre y dinámicas de
taller ya estabilizada a partir de la experiencia previa,
sumando a ello el conocimiento territorial.
El abordaje en dupla respondió a facilitar la planificación
conjunta con otre profesional, al apoyo mutuo frente a la
grupalidad como también una vez terminado cada
encuentro y en el proceso en su totalidad, a la distribución de
roles dentro del aula –sea para llevar adelante las dinámicas
como también para contener y acompañar situaciones
emergentes 6, y a la distribución de roles dentro de la
institución –comunicación con directivos, Equipos de
Orientación Escolar (EOE), preceptores/as, docentes,
auxiliares–.
Encuadre. Refiere a las condiciones mínimas necesarias
para que no se desnaturalice la propuesta. Significó: respetar
el proceso de tres semanas sucesivas y los días y horarios
pautados para los encuentros; dar aviso de la lógica del
taller, días y horarios a la grupalidad y docente de curso a
cargo previo al primer encuentro; establecer, previo al
comienzo del trabajo con la grupalidad, quién sería el
referente institucional que acompañaría el proceso 7;
respetar la indicación de que no haya más de tres adultes en
el aula en cada encuentro (la dupla + le referente
institucional) y si una grupalidad no iba a poder estar
presente en el día y horario convenido 8, dar aviso lo más
pronto posible a la dupla para evitar el traslado innecesario y
realizar una pronta reorganización.
Objetivos y Método. Los objetivos de la propuesta han
sido los siguientes: 1. problematizar y desnaturalizar el
sentido común asociado a salud mental, 2. recuperar los
sentidos con que les estudiantes la comprenden y transitan,
3. profundizar en sus intereses y problemas al respecto y, por
último, 4. comprender, acompañar y/o dar cauce a sus
necesidades en salud mental. Sin circulación de la palabra,
esto es inviable (4-6). Al respecto, en términos de método,
no se trata de “ir a dar una charla” sobre un tema específico,
sino de facilitar un espacio de encuentro para el propio
grupo y con otras referencias adultas, con el fin de que “la
charla” surja de les propies estudiantes: sus ideas sobre
salud mental, intereses, preocupaciones y necesidades. De
aquí también que tenga sentido la lógica procesual de los
encuentros: no solo en términos de dar tiempo a resonancias
individuales, vinculares y/o grupales sino también en
términos de los objetivos que tiene cada uno, referidos al
inicio.
Dicho esto, el Objetivo General del Programa se centró en
“generar espacios de escucha, diálogo y acompañamiento
sin prejuicios ni estigmas, para que las juventudes puedan
expresar abiertamente cuáles son sus atravesamientos
actuales, sus conflictos, temores, y también sus anhelos” (7).
Justificación y Enfoque Metodológico. Diversos
estudios centrados en salud mental y juventudes dieron
cuenta, a lo largo del tiempo, de la necesidad de su abordaje
(8-9). A partir del agudizamiento de problemas en salud
mental durante la pandemia por COVID-19 se puso de relieve
la urgencia de profundizar cuidados y acompañamientos en
salud mental de esta población entendida como una de las
más vulnerable al respecto, tanto en el plano singular como
grupal y comunitario (10-11).
En paralelo, la provincia de Buenos Aires se encuentra en un
proceso de cambio profundo del modelo de atención y
cuidado en salud mental: el desarrollo de un modelo con
base en las comunidades (12). Este modelo marca la
necesidad de abordajes de salud mental en ámbitos que no
sean solamente de salud, sino otros como la Escuela, en el
caso de las juventudes.
De esta manera, los talleres fueron pensados como espacios
dentro de lo escolar con el fin de promover procesos de
tramitación colectiva del malestar y problemas de salud
mental asociados (13). Tramitación a través de un dispositivo
grupal (4-5-13), dado que es una configuración que permite
tanto la identificación del propio impacto subjetivo
-vivencia- como la identificación al impacto colectivo
-experiencias-, de lo disruptivo -evento- (14), sea a partir de
la pandemia y posterior, sea previo a la misma (13-14).
Al respecto, el abordaje grupal se erigió como una
herramienta eficiente y pertinente. Eficiente en términos de
que posibilita mayor alcance que un abordaje individual.
Pertinente en términos de que permite vehiculizar la
tramitación colectiva del padecimiento entendido desde la
salud integral y comunitaria. Y por esto representa un
abordaje eficaz respecto a problemáticas pre-pandemia
–cultura, malestar, vida cotidiana, elaboración y duelo- y de
pandemia/post pandemia -catástrofe y trauma-.
En consonancia con lo desarrollado, el enfoque
metodológico entrama cuatro pilares como marco: 1. La
salud integral, 2. La perspectiva de derechos, 3. La
perspectiva comunitaria en salud y 4. La prevención
inespecífica (6).
Es decir:
1. La salud entendida como proceso multideterminado que
contempla componentes históricos, sociales, biológicos y
psicológicos; 2. El mejoramiento o bienestar depende, entre
otras cuestiones, de la concreción y acceso a derechos
humanos y sociales; 3. No hay padecimiento subjetivo que
no tenga su correlato en la trama social, en el sentido de que
el padecimiento actúa como emergente de problemáticas
vividas de forma colectiva y, entonces, la pretensión de
abordaje individual deja su paso al abordaje grupal y
colectivo, favoreciendo la participación, la discusión, lo
relacional y el cuidado (15). En este sentido, el abordaje
comunitario actúa como vector “que propicia prácticas
inclusivas y que apuesta al fortalecimiento de las tramas
vinculares” (6); vector que se concreta a partir de una
herramienta ya conocida: el taller como dispositivo.
Dispositivo que tiende a propiciar “el debate e intercambio
de ideas, permite abordar no solo lo relacionado al
conocimiento y la información, sino también aspectos
ético-normativos vinculados a la convivencia y
expresivo-emocionales ubicados en función de la posibilidad
de decir qué sucede individual y grupalmente” (6); entonces,
4. Los problemas y necesidades en salud mental de una
población no comienzan y culminan ni en un diagnóstico
intrapsíquico ni en la gestión individual para su resolución: se
trata menos de prevenir problemáticas (el consumo, la
ansiedad, la depresión, el bullying, las autolesiones) que de
generar condiciones para colectivizar el padecimiento que se
expresa de múltiples formas –ansiedad, autolesiones,
consumo, desconfianza, destrato entre pares, violencia,
entre otras–.
Por último, si la organización, encuadre, objetivos y método
contribuyeron al vínculo cuidado con las juventudes, es dado
que están en función de generar las condiciones necesarias
para lograr un espacio de confianza y, por tal, propiciatorio
de la palabra, como así también un cuidado directo de las
juventudes: la organización exige una dinámica procesual a
la vez que estipula el uso de horas clase respetando los
recesos, tan valorados por les estudiantes; el encuadre exige
que todes les actores involucrades estén al tanto de la
realización de los talleres evitando la vivencia disruptiva de
la presencia de los equipos de salud que podría generar
resistencia y/o rechazo, a la vez que estipula cantidad y qué
roles deben ocupar les adultes en aula en relación al taller y
a la grupalidad presente; los objetivos y método apuntan a
poner en valor la palabra de las juventudes que exige una
posición de les adultes distinta: abiertes a la escucha, no
punitiva y que aloje.
2.3. Ingeniería de los Talleres: el vínculo cuidado entre les
adultes
Los distintos espacios de trabajo y circuitos de comunicación
entre equipos hacen al soporte del vínculo con las
juventudes (ingeniería) como al contenido del vínculo entre
las adulteces de los equipos (artesanía). Lo primero apuntó
a crear los espacios y circuitos para que el trabajo entre
equipos sea posible en un marco de corresponsabilidad que
redundó en el cuidado de las juventudes. Lo segundo apuntó
a que en esos espacios se construya confianza entre equipos
para no solo hacer efectiva la corresponsabilidad sino
también la integración de lógicas, saberes y prácticas entre
equipos: un trabajo conjunto que de dos equipos buscó
hacer un solo equipo ampliado.
La ingeniería refiere al vínculo entre el sistema de educación
y el sistema de salud en tanto acuerdo interinstitucional. Lo
que estaba establecido a nivel macro (lo interministerial) se
puso en práctica a nivel meso (lo interinstitucional regional)
y micro (lo interinstitucional local) a través de espacios de
trabajo y circuitos de comunicación entre equipos. Ambos
funcionaron como base sobre la cual comenzó a ordenarse
un vínculo histórico y se formalizó la forma de encuentro
entre dos pertenencias, lógicas, pertinencias, saberes y
prácticas diferentes. Encuentro que, en lo concreto, supuso
la oportunidad para que, desde los equipos de salud, se
pusieran en articulación propios saberes: formas de
comprensión del padecimiento en salud mental, criterios de
evaluación y estrategias de abordaje de situaciones de
padecimiento, formas y circuitos de derivación, formas de
recepción de la demanda. Saberes de salud en articulación a
saberes propios de los equipos de educación: su
conocimiento de las características, problemáticas y
potencialidades de las grupalidades abordadas, las
trayectorias escolares, historial de salud y situaciones
familiares de cada estudiante, las organizaciones de sostén
en la comunidad o los dispositivos de salud con quienes
articular.
Al respecto, la articulación interinstitucional regional
(nivel meso) refiere al vínculo entre inspectores jefes, de
nivel y de modalidad 9 y los equipos de Salud. La función de
esta articulación inicial fue la de determinar las escuelas y las
secciones o cursos a abordar por escuela, aunando criterios
estratégicos de selección, sumado a que ha sido el espacio
para profundizar el qué, para qué y cómo de la propuesta,
abordar dudas y estrechar vínculos.
Por otra parte, la articulación interinstitucional local (nivel
micro) refiere al vínculo entre directives, integrantes del EOE
y preceptores –por el lado de Educación– y duplas talleristas
(en el caso de la línea de Equipos DT) y les
coordinadores-articuladores de equipo (en el caso de la línea
de Equipos TI) –por el lado de Salud–. La función de esta
articulación fue también profundizar el qué, para qué y cómo
de la propuesta, su lógica de organización y sus por qué, el
encuadre y sus por qué, y compartir información específica
sobre las grupalidades abordadas. En este nivel sucedieron
los encuentros de co-visión de las problemáticas y posibles
abordajes estratégicos, lo cual redundó en fomentar y
profundizar el trabajo en co-responsabilidad.
Por último, si los espacios de trabajo y circuitos de
comunicación contribuyeron al vínculo cuidado entre
adultes es dado que estos últimos dieran previsión a
situaciones emergentes, proponiendo un mecanismo
concreto y claro de continuidad de cuidados y
acompañamiento conjunto buscando evitar la soledad de los
equipos en la intervención y que, los primeros, los espacios
de encuentro, hicieran parte y partícipes a los equipos de
educación de la lógica de abordaje previa, de la información
(organización, encuadre) y de las estrategias de abordaje
durante y posterior, respetando pertenencias y pertinencias
pero buscando construir una práctica conjunta que arme, del
encuentro entre dos equipos, un solo equipo ampliado. Así
como la salud mental para las juventudes refiere a que el
abordaje de los padecimientos no es en soledad, tampoco lo
es el trabajo conjunto entre equipos.
3. Alcances de la propuesta: validación de la
ingeniería
Los alcances refieren a los resultados de cobertura (16, 17):
cantidad de municipios, escuelas, grupos y estudiantes
alcanzados. Al respecto, el siguiente cuadro presenta la
progresión de alcance del Programa en 2022, 2023, 2024 y el
acumulado (no sumatorio) de los tres años referidos:
La progresión creciente del alcance de los talleres da cuenta
de la validación de la ingeniería en tanto y en cuanto no hay
aplicación posible de los talleres sin estructura de soporte
(espacios de trabajo, circuitos conjuntos, encuadre,
organización) y, sobre todo, sin la apropiación de dicha
estructura por parte de los equipos de educación y salud.
4. Evaluación del abordaje: validación de la artesanía
A través de la llamada Encuesta Breve a Estudiantes (EBE)10,
desde el Programa se evaluó la validación de los talleres en
tanto tales. En la encuesta se consultó a les estudiantes
respecto a si les resultaron de interés y utilidad los talleres, si
se sintieron cómodes en ellos y si los recomendarían. Los
resultados al respecto fueron los siguientes:
En este sentido, los resultados obtenidos muestran en
sí mismos la validación de los talleres en tanto
resultan de interés/utilidad individual y grupal,
comodidad, y son altamente recomendados. También
muestran la validación de la artesanía: los resultados
obtenidos dan cuenta de que fue posible crear
vínculos cuidados con les estudiantes dado que
sintieron el espacio como cómodo y recomendable, lo
cual precisó previamente de la construcción de
vínculos cuidados entre adultes.
5. Análisis de efectos: validación de los espacios de
confianza
Los efectos refieren a resultados obtenidos del
entrecruzamiento entre un análisis no sistemático de
respuestas dadas por les estudiantes en la EBE-2023 y
EBE-2024 respecto a por qué recomendarían el taller y por
qué les resultó de interés/utilidad y variables armadas a
priori denominadas efectos subjetivos, inter-subjetivos y
trans-subjetivos.
Las variables construidas a priori surgieron de un análisis
preliminar 11 de la aplicación del Programa agrupadas en la
categoría de efectos congruentes (18-19), los cuales refieren
a efectos esperados a partir de la realización de los talleres.
A continuación, se ejemplifican estos efectos con algunas
expresiones de les estudiantes.
De esta forma, los efectos refieren a tres cuestiones: 1. Las
variables construidas a priori se vinculan a sentidos propios
de les estudiantes (por ejemplo: un efecto subjetivo posible
es “aprender a expresarse”), 2. Las expresiones de les
estudiantes pueden ser comprendidas como necesidades
y/o problemas referidos a salud mental (por ejemplo:
necesidad de saber “cómo se sienten los demás” e
implicancias de esto en la integración grupal y la integración
en el padecimiento subjetivo) y 3. Ha sido posible crear
espacios de circulación y apropiación de la palabra, habida
cuenta de la existencia de expresiones de les estudiantes en
relación a sus necesidades y problemas en salud mental
demostrando el establecimiento de confianza en los
espacios de taller propiamente dicho. Esto último refuerza la
validación de la ingeniería y de la artesanía.
6. Innovación / Factores de éxito, Limitaciones /
soluciones, Lecciones aprendidas
Mientras la innovación refiere a 1. La construcción de
espacios de trabajo y circuitos entre equipos de salud y
educación, como al encuadre y organización de los talleres
(ingeniería) y a 2. Vínculos de corresponsabilidad y co-visión
entre equipos que hizo al cuidado entre adultes y de adultes
a estudiantes (artesanía); esta forma de materialización de la
articulación entre ambos sistemas es una ingeniería que
termina estableciéndose como un modo creativo de hacer
frente a las limitaciones de articulación que se planteaban en
territorio (distintas lógicas, circuitos, saberes, pertenencias,
pertinencias entre salud y educación), y que emerge como
solución de las limitaciones y, a su vez, como corolario de las
lecciones aprendidas. En su conjunto, ingeniería y artesanía,
han actuado como factores de éxito.