Recibido:28 de mayo 2025. Aceptado: 5 de junio 2025. Aprobado: 3 de julio 2025. Publicado:
La experiencia argentina de invención de nuevos campos de
intervención en salud mental: el acompañamiento a víctimas
Julieta Calmels
AUTORA
Lic. en psicología, UBA. Actual subsecretaria de la Subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y
las Violencias en el Ámbito de la Salud de la provincia de Buenos Aires, desde donde promueve la consolidación
de dispositivos de salud mental con perspectiva de derechos. Docente. Ex directora del Centro Ulloa de
asistencia a víctimas del Terrorismo de Estado, y violaciones de Derechos Humanos perteneciente a la
Secretaría de Derechos Humanos de Nación. Fue Asesora de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores
de la Nación en temas de Salud, Derechos Humanos y Género. Supervisó la Dirección de Orientación,
Acompañamiento y Protección a Víctimas (DOVIC) del Ministerio Público Fiscal. Fue directora y actualmente es
docente en la diplomatura de Salud Mental y Derechos Humanos de la Universidad de José C. Paz y de la
Asociación Civil Enclaves. Investigadora y Docente en temas de infancias, niñez y derechos de la Facultad de
Psicología UBA. Entre sus numerosas publicaciones se destacan, relacionadas a esta presentación: Las
dimensiones del trauma: reflexiones desde la experiencia argentina (2023), que explora el impacto del
terrorismo de Estado desde una perspectiva psicológica y de derechos humanos, Entramar lo humano ante los
goces de la crueldad (2024) y Trabajos de subjetivación en torno a la última dictadura (2019) en coautoría. Es
también coautora de "La reforma bonaerense en salud mental", un documento clave de 2023 que detalla los
avances y desafíos en la implementación de políticas públicas de salud mental en la provincia de Buenos Aires,
y de El sistema de atención, cuidados y abordaje de los consumos en el marco del proceso de transformación
institucional en la provincia de Buenos Aires (2025).
saludmentalconsumosyviolencias@gmail.com
Au
RESUMEN
Este texto recupera una intervención oral realizada durante la presentación del libro Equipos de
acompañamiento y su experiencia en territorio bonaerense: anudamos la práctica, celebrada en el Día del
psicólogo/a desaparecido/a. A través de una reflexión situada, revisita el vínculo histórico entre salud mental y
derechos humanos en la provincia de Buenos Aires, destacando la vitalidad de las políticas públicas locales
frente a un escenario nacional regresivo. La pieza propone pensar el rol del Estado como garante de ciudadanía
y dignidad, y subraya la potencia de las experiencias territoriales en la provincia, el papel de las instituciones
públicas, el valor del acompañamiento a víctimas del terrorismo de Estado y el compromiso ético de los
profesionales en un momento histórico crítico.
Palabras clave: Salud mental – Derechos humanos – Políticas públicas –Buenos Aires – Reforma sanitaria
Rs
Opinión Op
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Especialistas de renombre reflexionan y profundizan temas claves concernientes a la salud pública
Salud Publica 2025 Jul; 4
30 de julio 2025.
Opinión Op
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
DE DONDE PARTIMOS
Para muchos de nosotros las políticas de salud mental (su
diseño, su producción y su sostenimiento) está muy
enlazado a la perspectiva y el campo de los Derechos
Humanos.
Por ello, desde nuestra mirada, las políticas que se
desarrollan en materia de salud mental en la provincia de
Buenos Aires contienen parte de un legado histórico de la
relación entre la salud mental y los derechos humanos. La
reforma bonaerense en salud mental es una reforma que,
entre otras cosas, se nutre de esas marcas, de esos
aprendizajes y también de esos compromisos éticos con los
cuales, por lo menos toda una generación, nos formamos
adentro y afuera de las universidades. Está hoy con
nosotros Carlos Rosansky, está Carmen Cáceres también
acá, compañeros de los que uno ha aprendido mucho y ha
sentido refugio en otras épocas también difíciles.
Pensaba en la coyuntura argentina actual, en las
particularidades de la realidad política actual que se impone
con el gobierno de J. Milei. Bueno, por un lado, tenemos
unos sucesos de los que seguro todos venimos hablando y
repudiando de distintas maneras, como es esa fatídica y
repulsiva visita que hicieron algunos diputados nacionales
a las cárceles donde (como algunos dicen con acierto)
fueron a “tener reuniones de trabajo” con los genocidas
condenados por delitos de lesa humanidad. Esto, junto con
la presencia de un gobierno nacional que cada tanto
explicita a cielo abierto su negacionismo, me parece que
hace de la lucha de los Derechos Humanos en la Argentina
una de las agendas que haya que impulsar con fuerza,
nuevamente vigente. Vigente en el sentido de la resistencia
a que impongan el negacionismo, las teorías de los dos
demonios o como plantean ahora de “memoria completa.
Pero también vigencia en la necesidad de profundizar las
construcciones de estatalidad, de ciudadanía, de pueblo
con una fuerte impronta de los derechos humanos.
Y en ese contexto tremendo en el que estamos viviendo en
la Argentina, que aparte implica una fuerte afrenta a todas
las instituciones de la democracia y a toda la estructura del
Estado, con un particular desprecio al Estado argentino y
todos nosotros en tanto trabajadores y funcionarios
estatales, también hay que decir que la coyuntura nos
encuentra a nosotros en la provincia de Buenos Aires, en
una provincia donde se está dando una batalla
exactamente contraria a la que despliega el Estado
nacional donde la construcción de la salud pública, la
inclusión social y las políticas de derechos humanos son
ejes organizadores del Estado provincial. Esto permite que
estemos celebrando la salida de un nuevo libro (“Equipos
de Acompañamiento y su experiencia en territorio
bonaerense anudamos la práctica”) (1) que reúne gran
parte de un fuerte trabajo de equipos de acompañamiento
a víctimas de la dictadura en la provincia de Buenos Aires y
así también una larga apuesta de la Justicia argentina, en la
que Carlos Rozanski, junto a muchos otros, aportaron
mostrando que es posible que en la Argentina la memoria
esté acompañada por la Justicia en nuestro país.
Es también esta coyuntura y esta realidad de la provincia
de Buenos Aires, la que me parece que debemos resaltar
porque estamos en una provincia con condiciones de
posibilidad de demostrar que el Estado es otra versión de la
que nos quieren contar en el gobierno nacional y de que es
posible organizar políticas públicas que efectivamente
lleguen a la vida de las personas y sumen a la dignidad de
nuestro pueblo. Y por eso Axel Kicillof fue reelegido en la
provincia de Buenos Aires y eso también tiene que formar
parte de las fortalezas con las que nosotros demos batalla
en este tiempo histórico tan difícil.
DÍA DEL PSICÓLOGO Y PSICÓLOGA
DESAPARECIDO/A
El día que se eligió para la presentación del libro (Dia del
Psicólogo/a desaparecido/a), es un día que yo no si
tienen las demás profesiones un día como este, la verdad
que no lo sé. Por ahí acá compañeros o compañeras de
otras profesiones nos dirán.
Los abogados tienen el día de… Bueno, me parece bien, me
parece muy bien. (Risas). Pensé que era una originalidad
nuestra, pero bueno me parece muy bien, todas las
profesiones debieran tener. Nosotros decimos del
psicólogo, psicóloga desaparecido/a pero, yo estaba
tratando de leer, de comprender esa placa que está en la
pared (placa con los nombres de estudiantes y
psicólogos/as desaparecidos), una placa tan profunda, tan
dolorosa, como dice Maqui 1, pasan los años y no deja de
producir el mismo dolor. La primera columna es de
compañeros y compañeras psicólogos/as, y todo el resto
son estudiantes. Es impactante, realmente impactante la
cantidad de compañeros y compañeras que no han podido
ni siquiera terminar esta carrera que muchos tuvimos
posibilidad de hacer. Es impactante como se atacó también
a los estudiantes durante la dictadura.
Entonces, ese día, del psicólogo y psicóloga
desaparecido/a, que es un homenaje a Beatriz Perosio, que
es una psicóloga detenida desaparecida entre muchos
otros compañeros de nuestro país. No sé si vieron hoy un
video que hizo la FEPRA sobre Beatriz y sobre el día, muy
lindo, muy buen video, que también nos permite difundir
quién fue ella y por qué nosotros conmemoramos este día.
Bueno, me parece que vale la pena enmarcar la
presentación en el día que los compañeros de la Secretaría
eligieron, porque son días, las celebraciones y las
conmemoraciones tienen un sentido también simbólico de
inscripción, y de reactualización. Cada fecha que
celebramos, conmemoramos un hecho histórico en nuestro
país también es una época en la que nos encontramos con
nuestra historia, pero también donde volvemos a definir el
punto de partida hacia adelante, también volvemos a
redefinir cuál es nuestro compromiso hacia adelante en
ARK CAICYT: xxxxxx
esta coyuntura, con estos temas, cuál es la agenda que
construimos, cómo se reinterpreta la historia argentina en
este particular año en el que estamos conmemorando el día
del psicólogo y la psicóloga desaparecido/a.
No quiero dejar de mencionar que hace poco también se
cumplieron dos años del intento de asesinato a Cristina
Kirchner. Para nuestra democracia un hecho de esas
características también redefine y actualiza la lucha de los
derechos humanos y la vida en paz en nuestro país.
También me parece que es un hecho que no tenemos que
dejar de mencionar una y otra vez y de reclamar a la justicia
la investigación acerca de los responsables, porque así
como no aceptamos ni aceptaremos nunca que se diga de
los militares que son unos locos que hicieron actos
aberrantes, tampoco vamos a aceptar que en el intento de
asesinato a Cristina se considere resultado de accionar de
un “loquito, como se dice, o personas que sin ninguna
determinación de ningún tipo, ha cometido un acto de
semejante envergadura.
Estuve pensando un montón de cosas para charlar hoy.
Ojalá que pueda plantearlas con claridad y que aporten a la
presentación de este libro, que es un libro hermoso y que
agradezco mucho que se haya realizado con las
producciones escritas de los propios equipos contando y
reflexionando sobre el trabajo de acompañamiento, porque
nos cuesta en general escribir sobre nuestras prácticas
mientras las realizamos. Cómo dice Marina Vega en el
prólogo, con otra compañera que lo escrib, poder
colectivizar un saber de experiencias tan profundas y tan
innovadoras como la que se realiza en los
acompañamientos no merece otro sentimiento que orgullo
y gratitud hacia todos ustedes.
Lel libro en estos días, pensaba un poco en nuestra
historia, y pensaba un poco en los psicólogos, las
psicólogas, militantes de los años 60, 70, estudiantes de
psicología y pensaba en la particular reunión de: un
profundo y valiente compromiso político, también un
valiente y profundo interés por el desarrollo y
transformaciones en el campo de la salud mental. Un
enorme compromiso político de una generación, pero a la
vez también la lucha interna en nuestras propias
disciplinas, las disputas conceptuales, teóricas, de sentido
en nuestras propias disciplinas. La posibilidad de revelarse
en el mejor de los sentidos a los dispositivos csicos con
los que nos habían enseñado que se hacía la salud mental,
la psicología, el psicoalisis en la Argentina.
LEGADOS, ORFANDAD E INVENCIÓN
Previo a los años 70 -que fueron signados desde la
segunda mitad de esa década por la dictadura-, esa
generación de los 60 en Argentina es una generación que
se caracterizó por esa doble inscripción (las luchas sociales
y las luchas en nuestro campo). Muchos, seguramente casi
todos, de estos compañeros y compañeras estaban
impulsados por un espíritu de rebelión en donde lo
conceptual y el desarrollo de nuestra disciplina en lo que
hace a nuestra tarea social, en los contextos en los que se
realice, no se disociaba de la lucha política, sino más bien
encontraba una posibilidad de diálogo entre un plano y
otro.
Yo creo que esto es algo muy importante, a destacar, y
que bueno, uno también comprende por qué se ha
atacado tanto a esa generación y por qué también, en
particular en la Argentina, no sucedió en otros países, el
campo de la salud mental tiene una larga historia de
compromisos y luchas sociales y, también, un enorme
compromiso en su propia formación, en sus propios
trayectos formativos. En las universidades y en toda la
cantidad de otros ámbitos donde se discutía, se leía, se
problematizaba, se peleaban, se volvían a reunir,
inventaban dispositivos dentro los ámbitos gremiales,
iban a los barrios a construir dispositivos de intervención,
flexibilizaban y cambiaban los dispositivos al interior de
las instituciones.
Hace unos días vengo leyendo este libro, que ya llevo un
tiempo, un libro conocido que se llama “El Lanús(2) es
medio agotado, es un libro antropológico, eso es muy
lindo. Para los que no somos antropólogos y ya leemos
mucha psicología, es un alivio a la existencia leer en estas
claves. Y bueno, retrata una historia de lo que es la salud
mental en Argentina, en una institución pública, además,
bonaerense, lo cual hay que decirlo muchas veces. Le
dicen el “Lanúspero es el “Evitade Lanús, el Hospital
Evita de Lanús. Estuvo M. Goldenberg y un montón de
otros colegas y profesionales que formaban parte, que
reflejan esta época de la que yo hablo. Y que hicieron
cosas muy innovadoras para la época, para lagica de la
salud pública, para la lógica hospitalaria, para lagica del
psicoanálisis, para la gica de la psiquiatría, la gica de la
psicología, cosas muy innovadoras. Confiaron mucho en el
poder de su conocimiento, de su terapéutica, confiaron
mucho en eso para poder soltarse de las rigideces en las
que algunos quedamos algunas veces en torno a dónde se
trabaja, cómo se trabaja, confiaron mucho en la capacidad
de construir encuadres en contextos no tradicionales o no
previstos. Porque ninguno de ellos renunc en nada a
darle profundidad conceptual, clínica, a discutir sobre la
psicopatología, a trabajar en grupos sin renunciar al
psicoanálisis.
Y anosotros tenemos en esta generación el reflejo de
una historia y de un compromiso que a me parece que
forma parte de un legado en el que nosotros debemos y
tenemos que inscribirnos. Y yo tomaría para pensar la
tarea de “acompañamiento a víctimas testigos de la
última dictadura en el marco de los juicios por lesa
humanidad, tomaría para pensar esta tarea del
acompañamiento, mucho de eso. Esto es lo que quería
decir.
Esa generación, muy perseguida y muy atacada, además
de todos los compañeros detenidos y desaparecidos en la
Argentina, tiene una larga, larga, larga lista de personas
exiliadas que son referencia de nuestro campo. Incluso
muchos de los que estudiamos y leemos, que se exiliaron
también de la Argentina. Yo, si me ayudan en algún
momento, quiero tener una lista de los exiliados
psicólogos, psicoanalistas. Me parece, que como yo voy
creciendo y ya no soy muy joven, cada vez me asombra
más que gente con la que yo me formé sea gente que
haya estado durante muchos años exiliada de este país. Yo
la verdad nunca ponderé demasiado esto. O sea, que se
hayan exiliado, durante muchos años no estuvieron en
nuestro país, no enseñaron, no supervisaron, no dieron
clases, no dirigieron servicios, no estuvieron a cargo de
cátedras. Por tanto, tampoco fueron decanos ni jefes de
servicio, ni directores de posgrado, nos faltaron en un
sentido muy profundo. Pero como eran muy militantes,
muy amantes de su país, el compromiso político no lo
renunciaron, trataron desde donde estaban de continuar
lo que hacían y por eso los psicólogos argentinos, los
psicoanalistas argentinos son muy conocidos en el mundo
y también participaron acompañando o impulsado
reforma y experiencias importantes en otros países
(Brasil, Italia, México, etc.).
Hablábamos con Carlos hace un rato de otro, que no es
psicólogo, pero psicoanalista y filósofo exiliado. El otro
día lo escuchaba a Miguel Benasayag, por ejemplo, no lo
puse en mi lista, pero lo tendría que poner. Y Tato
Pavlovsky, Osvaldo Saidón, Armando Bauleo, Silvia
Bleichmar, Alicia Stolkiner, Jorge Alemán, Graciela Zaldúa,
Valentín y Gregorio Barenblit, Miguel Metraj, Mimi Langer,
Emilio Rodrigué, el mismo Mauricio Goldenberg. También
Leticia Cufré de Córdoba, Néstor Braunstein, Frida Saal,
Marcelo Pasternac, que se exilian en xico y junto con
Gloria Benedito habían formado la Cátedra de psicología
general que el movimiento estudiantil impulsó en
Córdoba. El libro "Psicología, ideología y ciencia" de Siglo
XXI (3), editado por su experiencia en esa cátedra, fue
bibliografía en muchas universidades de México. Muchas
de nuestras referencias tuvieron que irse del país y
dejaron de hacer lo que hacían, eso es lo que quiero
remarcar, dejar de hacer lo que hacían y eso implicó una
ausencia para muchísimos de nosotros en la construcción
de la salud mental argentina, que tuvo sus consecuencias.
Hay una, seguramente este sea el peor rrafo que les lea
porque es medio bajón este, y no es muy específico del
libro pero, en los años noventa y pico, esos años de
desierto en la Argentina, de impunidad en la Argentina, en
la que todavía todo ese legado no se había podido
recuperar, dice uno de los psicólogos que en ese momento
vuelve al Hospital Lanús a unas Jornadas, parece muy
famosas que hubo en el año 94, dice hablando de la
orfandad que se vivía en esa época: “para que algo pueda
ser valorado tiene que haber alguien para quien lo que
hagamos sea valioso, es hablando de la falta de esa
generación, alguien que respalde, que incentive, que nos
contenga en nuestra tarea. No tenemos nadie que nos
adopte ni a quien adoptar. Y falta una generación, la
continuidad de la transmisión se interrump. Para no
ahogarnos en el escepticismo una salida posible sería
empezar nosotros a ofrecernos como referentes de
generaciones venideras y empezar de a poco a recuperar
algo de esa continuidad perdida” (2, p. 50).
A mí me parece muy importante, a mí me impactó mucho,
son cosas que no son nuevas para esta reflexión, no, pero
me pareció muy profunda esa descripción de ese período
de nuestra historia y la conciencia sobre la falta y la
orfandad de esa generación. Porque en general no nos es
tan, bueno, salvo en las relaciones afectivas inmediatas,
en términos conceptuales, en términos teóricos de
disciplina, es muy difícil reconocer contemporáneamente
lo que nos falta. s bien percibimos lo que tenemos, lo
que tenemos inmediatamente y nos legamos a esa
tradición. Pero reconocer esa falta me parece que es muy
importante y lo quería resituar, porque en otra coyuntura,
que es la coyuntura que las compañeras recién reponían,
que tiene que ver con la llegada del kirchnerismo a la
Argentina, con la recuperación de un montón de legados
de nuestra historia, de un montón de legados, entre ellos
el legado de los derechos humanos, se construyen otras
condiciones para la tarea en relación a la memoria, el
desencadenamiento por supuesto de la tarea de los juicios
por delitos de lesa humanidad, que ya se había iniciado
antes, pero que tuvo una parálisis y una marcha atrás en
la etapa de impunidad en la década del 90. Y que luego,
con la derogación de las leyes de impunidad impulsadas
por N. Kirchner, se relanzara otra etapa junto con la
reapertura de todos los juicios, Y es esa etapa es que se
crean espacios de acompañamiento s formales e
institucionales desde el Estado. Se crea el “Centro Ulloa
como ámbito en la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación para organizar desde el campo de la salud mental
los procesos de acompañamiento a los miles y miles de
testigos que pasaron por los Juicios de Lesa humanidad
(hijos, nietos, detenidos, exiliados, etc.). Había por ese
entonces s profesionales de la salud mental en la
secretaría de derechos humanos, que en la Direccn
Nacional de Salud Mental. Es en ese contexto histórico, es
ahí donde se construyen condiciones distintas para hacer
algo diferente con esa orfandad a la que nos referíamos
antes. No porque estuvieran, o hubieran vuelto todos los
que nos faltaron. Algunos fueron regresando, otros
quedaron viviendo en otros países, otros van y vienen
como el compañero Jorge Alemán, y muchos otros no
volvieron nunca s porque fueron desaparecidos o
asesinados.
EL ACOMPAÑAMIENTO A VÍCTIMAS
Pero es en ese tiempo que se construyen condiciones
simbólicas y políticas para hacer de la tarea de
acompañamiento (que es la que justamente se desarrolla
en este hermoso libro), una tarea que se pudiera inscribir
en una historia. Y a la vez, una tarea que asuma una
invención actual y hacia adelante. Porque ¿qué es
acompañar a víctimas, testigos de los juicios de lesa
humanidad en la Argentina? Por suerte tenemos este
libro, por suerte tenemos a Mariana Wikinski que escrib
mucho, por suerte tenemos a Fabiana Rousseau (4), por
suerte tenemos un montón de compañeros y compañeras
que han escrito y han dado también de alguna manera
testimonio de lo que se ha hecho; de cómo se inventaron
nuevos dispositivos en el campo de la salud mental
argentina y como se pensó conceptualmente esta
invención, sus fundamentos, su encuadre, su alcance.
Pero “acompañar” en la Argentina, esa función y esa tarea
tan maravillosa que ustedes hacen implicó asumir algo de
esa orfandad para inventar, para inventar un nuevo tipo
de dispositivo diferente (ya que no se trata de un
dispositivo de tratamiento en salud mental o de asistencia
en salud mental, tampoco un tipo de dispositivo
comunitario o de prevención, que tal vez eran los tipos de
dispositivos que teníamos hasta el momento). Inventar el
dispositivo de “acompañamiento” fue una novedad y a la
vez una novedad que se anudó a un legado a una forma
de interpretar ese legado. Y eso me parece que es lo que
configura particularmente el modo en el que nosotros
hacemos el acompañamiento a víctimas, testigos de la
última dictadura en Argentina. Es la asunción de un vacío
que nos fuerza a inventar, es hacer algo con esa ausencia.
Yo tuve la oportunidad en el último tramo de gobierno de
Cristina Kirchner, de asumir la dirección del Centro Ulloa,
junto con un grupo de colegas y compañeros, los mismos
con los que hoy gestionamos Salud Mental en la provincia.
Al asumir en el Centro luego de su fundación y de su
desarrollo con Fabiana Rouseaux pude conocer y
gestionar la coordinación de muchísimos equipos de
acompañamiento a juicios en todo el país, además del
propio del Centro Ulloa. Equipos como los de nuestra
provincia de Buenos Aires que se nuclean en este libro.
Pero recuerdo que cuando llegué al Centro Ulloa, una de
las cosas que más me impactó era que tenían en todas las
paredes del lugar (una hermosa casona española en el
medio del centro porteño), tenían en el Ulloa fotos de un
montón de referentes, de Tato Pavlovsky, de Silvia
Bleichmar, de Mimi Langer, de Ulloa. Y para mí eran
autores que yo había leído obviamente, pero que no los
tenía conmigo, formaban parte de la biblioteca, pero no de
autores vivos que ayudaran a pensar e inventar el
quehacer de la gestión, algo tan importante como las
políticas de memoria actuales. Ahora nos copiamos un
poco en la Subsecretaría de Salud Mental, Consumos
Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud de la
provincia de Buenos Aires, tenemos en el salón donde
hacemos actos y encuentros un montón de fotos de ellos
que nos acompañan.
Pero entonces, digo, haber asumido esa ausencia implica
un trabajo simbólico de apropiación de la historia y
también, para que un legado sea efectivamente un legado
y no un pasado, también tenemos que hacer algo
novedoso con eso. Y yo creo que la tarea de
acompañamiento en la Argentina, lo que ustedes reflejan
acá y el equipo, creo que es el de Mar del Plata el que
hablaba también de las nuevas generaciones, de cómo
enseñan a las nuevas generaciones, la tarea del
acompañamiento a las víctimas.
Me parece que también se dio esa tarea maravillosa que
es inventar una manera de hacer con la salud mental
anudada a los derechos humanos y a algo insoslayable,
irreemplazable, que es el Estado. Porque nosotros todos
ya sabemos que las tareas de reparación se hacen
anudadas a un Estado que asume el daño producido.
Bueno, eso quería contarles, decirles, que venía pensando
en estos días. Yo creo que es un orgullo argentino la tarea
de acompañamiento que hemos construido y que cada
vez toma s un carácter colectivo. Ese saber que fuimos
desarrollando, ese descubrimiento de lo que somos
capaces de hacer, cuando estamos situados, claros y
éticos con nuestra función y con nuestro compromiso
social y político con nuestro país.
Esa invención de los dispositivos de acompañamiento,
que surgieron, se crearon y se desplegaron en toda
Argentina vinculados al trabajo con víctimas del
terrorismo de Estado, ha servido para poder tomar esa
experiencia y plantear al acompañamiento como un tipo
de dispositivo en sí mismo. Un dispositivo diferencial del
de los tratamientos, o la asistencia. Desde la Secretaría de
Salud Mental de nuestra provincia, tomamos esta
experiencia para plantear que las políticas en salud mental
se contemplan: políticas de cuidado, políticas
asistenciales y terapéuticas, políticas de acompañamiento
y políticas de prevención. En la pandemia los dispositivos
de acompañamiento, por ejemplo, fueron centrales y
estratégicos. Cetec-salud mental, acompañamiento
remoto en las líneas 0800-salud mental,
acompañamiento en los centros de aislamiento, etc.
También los dispositivos de acompañamiento sirven para
trabajar en el campo de la justicia, lo que aprendimos del
acompañamiento en los juicios de lesa humanidad en esa
interfase salud/justicia de capacidad muy importante de
poder conceptualizar, caracterizar porque nos puede
servir para trabajar en otro montón de ámbitos judiciales:
las mujeres víctimas de violencias por motivos de género,
y su paso por el sistema judicial, y ni que hablar las/os
niñas/os víctimas de abuso sexual.
Creo que lo que se ha podido hacer en el acompañamiento
en Argentina, en esta clave y con estas características de
legado/tradición y también de creación/invención, es un
maravilloso analizador de lo que es capaz la salud mental
en la Argentina, es un orgullo argentino y creo que hay
que seguir contándolo, enseñándolo, transmitiéndolo.
¡Agradezco mucho por eso mismo que lo hayan escrito y
celebro este día con todos ustedes!
1 María Cristina Piro. Decana de la Facultad de Psicología de La Plata.
Salud Publica 2025 Jul; 4
Opinión Op
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
DE DONDE PARTIMOS
Para muchos de nosotros las políticas de salud mental (su
diseño, su producción y su sostenimiento) está muy
enlazado a la perspectiva y el campo de los Derechos
Humanos.
Por ello, desde nuestra mirada, las políticas que se
desarrollan en materia de salud mental en la provincia de
Buenos Aires contienen parte de un legado histórico de la
relación entre la salud mental y los derechos humanos. La
reforma bonaerense en salud mental es una reforma que,
entre otras cosas, se nutre de esas marcas, de esos
aprendizajes y también de esos compromisos éticos con los
cuales, por lo menos toda una generación, nos formamos
adentro y afuera de las universidades. Está hoy con
nosotros Carlos Rosansky, está Carmen Cáceres también
acá, compañeros de los que uno ha aprendido mucho y ha
sentido refugio en otras épocas también difíciles.
Pensaba en la coyuntura argentina actual, en las
particularidades de la realidad política actual que se impone
con el gobierno de J. Milei. Bueno, por un lado, tenemos
unos sucesos de los que seguro todos venimos hablando y
repudiando de distintas maneras, como es esa fatídica y
repulsiva visita que hicieron algunos diputados nacionales
a las cárceles donde (como algunos dicen con acierto)
fueron a “tener reuniones de trabajo” con los genocidas
condenados por delitos de lesa humanidad. Esto, junto con
la presencia de un gobierno nacional que cada tanto
explicita a cielo abierto su negacionismo, me parece que
hace de la lucha de los Derechos Humanos en la Argentina
una de las agendas que haya que impulsar con fuerza,
nuevamente vigente. Vigente en el sentido de la resistencia
a que impongan el negacionismo, las teorías de los dos
demonios o como plantean ahora de “memoria completa.
Pero también vigencia en la necesidad de profundizar las
construcciones de estatalidad, de ciudadanía, de pueblo
con una fuerte impronta de los derechos humanos.
Y en ese contexto tremendo en el que estamos viviendo en
la Argentina, que aparte implica una fuerte afrenta a todas
las instituciones de la democracia y a toda la estructura del
Estado, con un particular desprecio al Estado argentino y
todos nosotros en tanto trabajadores y funcionarios
estatales, también hay que decir que la coyuntura nos
encuentra a nosotros en la provincia de Buenos Aires, en
una provincia donde se está dando una batalla
exactamente contraria a la que despliega el Estado
nacional donde la construcción de la salud pública, la
inclusión social y las políticas de derechos humanos son
ejes organizadores del Estado provincial. Esto permite que
estemos celebrando la salida de un nuevo libro (“Equipos
de Acompañamiento y su experiencia en territorio
bonaerense anudamos la práctica”) (1) que reúne gran
parte de un fuerte trabajo de equipos de acompañamiento
a víctimas de la dictadura en la provincia de Buenos Aires y
así también una larga apuesta de la Justicia argentina, en la
que Carlos Rozanski, junto a muchos otros, aportaron
mostrando que es posible que en la Argentina la memoria
esté acompañada por la Justicia en nuestro país.
Es también esta coyuntura y esta realidad de la provincia
de Buenos Aires, la que me parece que debemos resaltar
porque estamos en una provincia con condiciones de
posibilidad de demostrar que el Estado es otra versión de la
que nos quieren contar en el gobierno nacional y de que es
posible organizar políticas públicas que efectivamente
lleguen a la vida de las personas y sumen a la dignidad de
nuestro pueblo. Y por eso Axel Kicillof fue reelegido en la
provincia de Buenos Aires y eso también tiene que formar
parte de las fortalezas con las que nosotros demos batalla
en este tiempo histórico tan difícil.
DÍA DEL PSICÓLOGO Y PSICÓLOGA
DESAPARECIDO/A
El día que se eligió para la presentación del libro (Dia del
Psicólogo/a desaparecido/a), es un día que yo no si
tienen las demás profesiones un día como este, la verdad
que no lo sé. Por ahí acá compañeros o compañeras de
otras profesiones nos dirán.
Los abogados tienen el día de… Bueno, me parece bien, me
parece muy bien. (Risas). Pensé que era una originalidad
nuestra, pero bueno me parece muy bien, todas las
profesiones debieran tener. Nosotros decimos del
psicólogo, psicóloga desaparecido/a pero, yo estaba
tratando de leer, de comprender esa placa que está en la
pared (placa con los nombres de estudiantes y
psicólogos/as desaparecidos), una placa tan profunda, tan
dolorosa, como dice Maqui 1, pasan los años y no deja de
producir el mismo dolor. La primera columna es de
compañeros y compañeras psicólogos/as, y todo el resto
son estudiantes. Es impactante, realmente impactante la
cantidad de compañeros y compañeras que no han podido
ni siquiera terminar esta carrera que muchos tuvimos
posibilidad de hacer. Es impactante como se atacó también
a los estudiantes durante la dictadura.
Entonces, ese día, del psicólogo y psicóloga
desaparecido/a, que es un homenaje a Beatriz Perosio, que
es una psicóloga detenida desaparecida entre muchos
otros compañeros de nuestro país. No sé si vieron hoy un
video que hizo la FEPRA sobre Beatriz y sobre el día, muy
lindo, muy buen video, que también nos permite difundir
quién fue ella y por qué nosotros conmemoramos este día.
Bueno, me parece que vale la pena enmarcar la
presentación en el día que los compañeros de la Secretaría
eligieron, porque son días, las celebraciones y las
conmemoraciones tienen un sentido también simbólico de
inscripción, y de reactualización. Cada fecha que
celebramos, conmemoramos un hecho histórico en nuestro
país también es una época en la que nos encontramos con
nuestra historia, pero también donde volvemos a definir el
punto de partida hacia adelante, también volvemos a
redefinir cuál es nuestro compromiso hacia adelante en
esta coyuntura, con estos temas, cuál es la agenda que
construimos, cómo se reinterpreta la historia argentina en
este particular año en el que estamos conmemorando el día
del psicólogo y la psicóloga desaparecido/a.
No quiero dejar de mencionar que hace poco también se
cumplieron dos años del intento de asesinato a Cristina
Kirchner. Para nuestra democracia un hecho de esas
características también redefine y actualiza la lucha de los
derechos humanos y la vida en paz en nuestro país.
También me parece que es un hecho que no tenemos que
dejar de mencionar una y otra vez y de reclamar a la justicia
la investigación acerca de los responsables, porque así
como no aceptamos ni aceptaremos nunca que se diga de
los militares que son unos locos que hicieron actos
aberrantes, tampoco vamos a aceptar que en el intento de
asesinato a Cristina se considere resultado de accionar de
un “loquito, como se dice, o personas que sin ninguna
determinación de ningún tipo, ha cometido un acto de
semejante envergadura.
Estuve pensando un montón de cosas para charlar hoy.
Ojalá que pueda plantearlas con claridad y que aporten a la
presentación de este libro, que es un libro hermoso y que
agradezco mucho que se haya realizado con las
producciones escritas de los propios equipos contando y
reflexionando sobre el trabajo de acompañamiento, porque
nos cuesta en general escribir sobre nuestras prácticas
mientras las realizamos. Cómo dice Marina Vega en el
prólogo, con otra compañera que lo escribió, poder
colectivizar un saber de experiencias tan profundas y tan
innovadoras como la que se realiza en los
acompañamientos no merece otro sentimiento que orgullo
y gratitud hacia todos ustedes.
Leí el libro en estos días, pensaba un poco en nuestra
historia, y pensaba un poco en los psicólogos, las
psicólogas, militantes de los años 60, 70, estudiantes de
psicología y pensaba en la particular reunión de: un
profundo y valiente compromiso político, también un
valiente y profundo interés por el desarrollo y
transformaciones en el campo de la salud mental. Un
enorme compromiso político de una generación, pero a la
vez también la lucha interna en nuestras propias
disciplinas, las disputas conceptuales, teóricas, de sentido
en nuestras propias disciplinas. La posibilidad de revelarse
en el mejor de los sentidos a los dispositivos clásicos con
los que nos habían enseñado que se hacía la salud mental,
la psicología, el psicoanálisis en la Argentina.
LEGADOS, ORFANDAD E INVENCIÓN
Previo a los años 70 -que fueron signados desde la
segunda mitad de esa década por la dictadura-, esa
generación de los 60 en Argentina es una generación que
se caracterizó por esa doble inscripción (las luchas sociales
y las luchas en nuestro campo). Muchos, seguramente casi
todos, de estos compañeros y compañeras estaban
impulsados por un espíritu de rebelión en donde lo
conceptual y el desarrollo de nuestra disciplina en lo que
hace a nuestra tarea social, en los contextos en los que se
realice, no se disociaba de la lucha política, sino más bien
encontraba una posibilidad de diálogo entre un plano y
otro.
Yo creo que esto es algo muy importante, a destacar, y
que bueno, uno también comprende por qué se ha
atacado tanto a esa generación y por qué también, en
particular en la Argentina, no sucedió en otros países, el
campo de la salud mental tiene una larga historia de
compromisos y luchas sociales y, también, un enorme
compromiso en su propia formación, en sus propios
trayectos formativos. En las universidades y en toda la
cantidad de otros ámbitos donde se discutía, se leía, se
problematizaba, se peleaban, se volvían a reunir,
inventaban dispositivos dentro los ámbitos gremiales,
iban a los barrios a construir dispositivos de intervención,
flexibilizaban y cambiaban los dispositivos al interior de
las instituciones.
Hace unos días vengo leyendo este libro, que ya llevo un
tiempo, un libro conocido que se llama “El Lanús” (2) está
medio agotado, es un libro antropológico, eso es muy
lindo. Para los que no somos antropólogos y ya leemos
mucha psicología, es un alivio a la existencia leer en estas
claves. Y bueno, retrata una historia de lo que es la salud
mental en Argentina, en una institución pública, además,
bonaerense, lo cual hay que decirlo muchas veces. Le
dicen el “Lanús” pero es el “Evita” de Lanús, el Hospital
Evita de Lanús. Estuvo M. Goldenberg y un montón de
otros colegas y profesionales que formaban parte, que
reflejan esta época de la que yo hablo. Y que hicieron
cosas muy innovadoras para la época, para la lógica de la
salud pública, para la lógica hospitalaria, para la lógica del
psicoanálisis, para la lógica de la psiquiatría, la lógica de la
psicología, cosas muy innovadoras. Confiaron mucho en el
poder de su conocimiento, de su terapéutica, confiaron
mucho en eso para poder soltarse de las rigideces en las
que algunos quedamos algunas veces en torno a dónde se
trabaja, cómo se trabaja, confiaron mucho en la capacidad
de construir encuadres en contextos no tradicionales o no
previstos. Porque ninguno de ellos renunció en nada a
darle profundidad conceptual, clínica, a discutir sobre la
psicopatología, a trabajar en grupos sin renunciar al
psicoanálisis.
Y ahí nosotros tenemos en esta generación el reflejo de
una historia y de un compromiso que a mí me parece que
forma parte de un legado en el que nosotros debemos y
tenemos que inscribirnos. Y yo tomaría para pensar la
tarea de “acompañamiento a víctimas testigos de la
última dictadura en el marco de los juicios por lesa
humanidad, tomaría para pensar esta tarea del
acompañamiento, mucho de eso. Esto es lo que quería
decir.
Esa generación, muy perseguida y muy atacada, además
de todos los compañeros detenidos y desaparecidos en la
Argentina, tiene una larga, larga, larga lista de personas
exiliadas que son referencia de nuestro campo. Incluso
muchos de los que estudiamos y leemos, que se exiliaron
también de la Argentina. Yo, si me ayudan en algún
momento, quiero tener una lista de los exiliados
psicólogos, psicoanalistas. Me parece, que como yo voy
creciendo y ya no soy muy joven, cada vez me asombra
más que gente con la que yo me formé sea gente que
haya estado durante muchos años exiliada de este país. Yo
la verdad nunca ponderé demasiado esto. O sea, que se
hayan exiliado, durante muchos años no estuvieron en
nuestro país, no enseñaron, no supervisaron, no dieron
clases, no dirigieron servicios, no estuvieron a cargo de
cátedras. Por tanto, tampoco fueron decanos ni jefes de
servicio, ni directores de posgrado, nos faltaron en un
sentido muy profundo. Pero como eran muy militantes,
muy amantes de su país, el compromiso político no lo
renunciaron, trataron desde donde estaban de continuar
lo que hacían y por eso los psicólogos argentinos, los
psicoanalistas argentinos son muy conocidos en el mundo
y también participaron acompañando o impulsado
reforma y experiencias importantes en otros países
(Brasil, Italia, México, etc.).
Hablábamos con Carlos hace un rato de otro, que no es
psicólogo, pero psicoanalista y filósofo exiliado. El otro
día lo escuchaba a Miguel Benasayag, por ejemplo, no lo
puse en mi lista, pero lo tendría que poner. Y Tato
Pavlovsky, Osvaldo Saidón, Armando Bauleo, Silvia
Bleichmar, Alicia Stolkiner, Jorge Alemán, Graciela Zaldúa,
Valentín y Gregorio Barenblit, Miguel Metraj, Mimi Langer,
Emilio Rodrigué, el mismo Mauricio Goldenberg. También
Leticia Cufré de Córdoba, Néstor Braunstein, Frida Saal,
Marcelo Pasternac, que se exilian en xico y junto con
Gloria Benedito habían formado la Cátedra de psicología
general que el movimiento estudiantil impulsó en
Córdoba. El libro "Psicología, ideología y ciencia" de Siglo
XXI (3), editado por su experiencia en esa cátedra, fue
bibliografía en muchas universidades de México. Muchas
de nuestras referencias tuvieron que irse del país y
dejaron de hacer lo que hacían, eso es lo que quiero
remarcar, dejar de hacer lo que hacían y eso implicó una
ausencia para muchísimos de nosotros en la construcción
de la salud mental argentina, que tuvo sus consecuencias.
Hay una, seguramente este sea el peor rrafo que les lea
porque es medio bajón este, y no es muy específico del
libro pero, en los años noventa y pico, esos años de
desierto en la Argentina, de impunidad en la Argentina, en
la que todavía todo ese legado no se había podido
recuperar, dice uno de los psicólogos que en ese momento
vuelve al Hospital Lanús a unas Jornadas, parece muy
famosas que hubo en el año 94, dice hablando de la
orfandad que se vivía en esa época: “para que algo pueda
ser valorado tiene que haber alguien para quien lo que
hagamos sea valioso, es hablando de la falta de esa
generación, alguien que respalde, que incentive, que nos
contenga en nuestra tarea. No tenemos nadie que nos
adopte ni a quien adoptar. Y falta una generación, la
continuidad de la transmisión se interrump. Para no
ahogarnos en el escepticismo una salida posible sería
empezar nosotros a ofrecernos como referentes de
generaciones venideras y empezar de a poco a recuperar
algo de esa continuidad perdida” (2, p. 50).
A mí me parece muy importante, a mí me impactó mucho,
son cosas que no son nuevas para esta reflexión, no, pero
me pareció muy profunda esa descripción de ese período
de nuestra historia y la conciencia sobre la falta y la
orfandad de esa generación. Porque en general no nos es
tan, bueno, salvo en las relaciones afectivas inmediatas,
en términos conceptuales, en términos teóricos de
disciplina, es muy difícil reconocer contemporáneamente
lo que nos falta. s bien percibimos lo que tenemos, lo
que tenemos inmediatamente y nos legamos a esa
tradición. Pero reconocer esa falta me parece que es muy
importante y lo quería resituar, porque en otra coyuntura,
que es la coyuntura que las compañeras recién reponían,
que tiene que ver con la llegada del kirchnerismo a la
Argentina, con la recuperación de un montón de legados
de nuestra historia, de un montón de legados, entre ellos
el legado de los derechos humanos, se construyen otras
condiciones para la tarea en relación a la memoria, el
desencadenamiento por supuesto de la tarea de los juicios
por delitos de lesa humanidad, que ya se había iniciado
antes, pero que tuvo una parálisis y una marcha atrás en
la etapa de impunidad en la década del 90. Y que luego,
con la derogación de las leyes de impunidad impulsadas
por N. Kirchner, se relanzara otra etapa junto con la
reapertura de todos los juicios, Y es esa etapa es que se
crean espacios de acompañamiento s formales e
institucionales desde el Estado. Se crea el “Centro Ulloa
como ámbito en la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación para organizar desde el campo de la salud mental
los procesos de acompañamiento a los miles y miles de
testigos que pasaron por los Juicios de Lesa humanidad
(hijos, nietos, detenidos, exiliados, etc.). Había por ese
entonces s profesionales de la salud mental en la
secretaría de derechos humanos, que en la Direccn
Nacional de Salud Mental. Es en ese contexto histórico, es
ahí donde se construyen condiciones distintas para hacer
algo diferente con esa orfandad a la que nos referíamos
antes. No porque estuvieran, o hubieran vuelto todos los
que nos faltaron. Algunos fueron regresando, otros
quedaron viviendo en otros países, otros van y vienen
como el compañero Jorge Alemán, y muchos otros no
volvieron nunca s porque fueron desaparecidos o
asesinados.
EL ACOMPAÑAMIENTO A VÍCTIMAS
Pero es en ese tiempo que se construyen condiciones
simbólicas y políticas para hacer de la tarea de
acompañamiento (que es la que justamente se desarrolla
en este hermoso libro), una tarea que se pudiera inscribir
en una historia. Y a la vez, una tarea que asuma una
invención actual y hacia adelante. Porque ¿qué es
acompañar a víctimas, testigos de los juicios de lesa
humanidad en la Argentina? Por suerte tenemos este
libro, por suerte tenemos a Mariana Wikinski que escrib
mucho, por suerte tenemos a Fabiana Rousseau (4), por
suerte tenemos un montón de compañeros y compañeras
que han escrito y han dado también de alguna manera
testimonio de lo que se ha hecho; de cómo se inventaron
nuevos dispositivos en el campo de la salud mental
argentina y como se pensó conceptualmente esta
invención, sus fundamentos, su encuadre, su alcance.
Pero “acompañar” en la Argentina, esa función y esa tarea
tan maravillosa que ustedes hacen implicó asumir algo de
esa orfandad para inventar, para inventar un nuevo tipo
de dispositivo diferente (ya que no se trata de un
dispositivo de tratamiento en salud mental o de asistencia
en salud mental, tampoco un tipo de dispositivo
comunitario o de prevención, que tal vez eran los tipos de
dispositivos que teníamos hasta el momento). Inventar el
dispositivo de “acompañamiento” fue una novedad y a la
vez una novedad que se anudó a un legado a una forma
de interpretar ese legado. Y eso me parece que es lo que
configura particularmente el modo en el que nosotros
hacemos el acompañamiento a víctimas, testigos de la
última dictadura en Argentina. Es la asunción de un vacío
que nos fuerza a inventar, es hacer algo con esa ausencia.
Yo tuve la oportunidad en el último tramo de gobierno de
Cristina Kirchner, de asumir la dirección del Centro Ulloa,
junto con un grupo de colegas y compañeros, los mismos
con los que hoy gestionamos Salud Mental en la provincia.
Al asumir en el Centro luego de su fundación y de su
desarrollo con Fabiana Rouseaux pude conocer y
gestionar la coordinación de muchísimos equipos de
acompañamiento a juicios en todo el país, además del
propio del Centro Ulloa. Equipos como los de nuestra
provincia de Buenos Aires que se nuclean en este libro.
Pero recuerdo que cuando llegué al Centro Ulloa, una de
las cosas que más me impactó era que tenían en todas las
paredes del lugar (una hermosa casona española en el
medio del centro porteño), tenían en el Ulloa fotos de un
montón de referentes, de Tato Pavlovsky, de Silvia
Bleichmar, de Mimi Langer, de Ulloa. Y para mí eran
autores que yo había leído obviamente, pero que no los
tenía conmigo, formaban parte de la biblioteca, pero no de
autores vivos que ayudaran a pensar e inventar el
quehacer de la gestión, algo tan importante como las
políticas de memoria actuales. Ahora nos copiamos un
poco en la Subsecretaría de Salud Mental, Consumos
Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud de la
provincia de Buenos Aires, tenemos en el salón donde
hacemos actos y encuentros un montón de fotos de ellos
que nos acompañan.
Pero entonces, digo, haber asumido esa ausencia implica
un trabajo simbólico de apropiación de la historia y
también, para que un legado sea efectivamente un legado
y no un pasado, también tenemos que hacer algo
novedoso con eso. Y yo creo que la tarea de
acompañamiento en la Argentina, lo que ustedes reflejan
acá y el equipo, creo que es el de Mar del Plata el que
hablaba también de las nuevas generaciones, de cómo
enseñan a las nuevas generaciones, la tarea del
acompañamiento a las víctimas.
Me parece que también se dio esa tarea maravillosa que
es inventar una manera de hacer con la salud mental
anudada a los derechos humanos y a algo insoslayable,
irreemplazable, que es el Estado. Porque nosotros todos
ya sabemos que las tareas de reparación se hacen
anudadas a un Estado que asume el daño producido.
Bueno, eso quería contarles, decirles, que venía pensando
en estos días. Yo creo que es un orgullo argentino la tarea
de acompañamiento que hemos construido y que cada
vez toma s un carácter colectivo. Ese saber que fuimos
desarrollando, ese descubrimiento de lo que somos
capaces de hacer, cuando estamos situados, claros y
éticos con nuestra función y con nuestro compromiso
social y político con nuestro país.
Esa invención de los dispositivos de acompañamiento,
que surgieron, se crearon y se desplegaron en toda
Argentina vinculados al trabajo con víctimas del
terrorismo de Estado, ha servido para poder tomar esa
experiencia y plantear al acompañamiento como un tipo
de dispositivo en sí mismo. Un dispositivo diferencial del
de los tratamientos, o la asistencia. Desde la Secretaría de
Salud Mental de nuestra provincia, tomamos esta
experiencia para plantear que las políticas en salud mental
se contemplan: políticas de cuidado, políticas
asistenciales y terapéuticas, políticas de acompañamiento
y políticas de prevención. En la pandemia los dispositivos
de acompañamiento, por ejemplo, fueron centrales y
estratégicos. Cetec-salud mental, acompañamiento
remoto en las líneas 0800-salud mental,
acompañamiento en los centros de aislamiento, etc.
También los dispositivos de acompañamiento sirven para
trabajar en el campo de la justicia, lo que aprendimos del
acompañamiento en los juicios de lesa humanidad en esa
interfase salud/justicia de capacidad muy importante de
poder conceptualizar, caracterizar porque nos puede
servir para trabajar en otro montón de ámbitos judiciales:
las mujeres víctimas de violencias por motivos de género,
y su paso por el sistema judicial, y ni que hablar las/os
niñas/os víctimas de abuso sexual.
Creo que lo que se ha podido hacer en el acompañamiento
en Argentina, en esta clave y con estas características de
legado/tradición y también de creación/invención, es un
maravilloso analizador de lo que es capaz la salud mental
en la Argentina, es un orgullo argentino y creo que hay
que seguir contándolo, enseñándolo, transmitiéndolo.
¡Agradezco mucho por eso mismo que lo hayan escrito y
celebro este día con todos ustedes!
Salud Publica 2025 Jul; 4
Opinión Op
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
DE DONDE PARTIMOS
Para muchos de nosotros las políticas de salud mental (su
diseño, su producción y su sostenimiento) está muy
enlazado a la perspectiva y el campo de los Derechos
Humanos.
Por ello, desde nuestra mirada, las políticas que se
desarrollan en materia de salud mental en la provincia de
Buenos Aires contienen parte de un legado histórico de la
relación entre la salud mental y los derechos humanos. La
reforma bonaerense en salud mental es una reforma que,
entre otras cosas, se nutre de esas marcas, de esos
aprendizajes y también de esos compromisos éticos con los
cuales, por lo menos toda una generación, nos formamos
adentro y afuera de las universidades. Está hoy con
nosotros Carlos Rosansky, está Carmen Cáceres también
acá, compañeros de los que uno ha aprendido mucho y ha
sentido refugio en otras épocas también difíciles.
Pensaba en la coyuntura argentina actual, en las
particularidades de la realidad política actual que se impone
con el gobierno de J. Milei. Bueno, por un lado, tenemos
unos sucesos de los que seguro todos venimos hablando y
repudiando de distintas maneras, como es esa fatídica y
repulsiva visita que hicieron algunos diputados nacionales
a las cárceles donde (como algunos dicen con acierto)
fueron a “tener reuniones de trabajo” con los genocidas
condenados por delitos de lesa humanidad. Esto, junto con
la presencia de un gobierno nacional que cada tanto
explicita a cielo abierto su negacionismo, me parece que
hace de la lucha de los Derechos Humanos en la Argentina
una de las agendas que haya que impulsar con fuerza,
nuevamente vigente. Vigente en el sentido de la resistencia
a que impongan el negacionismo, las teorías de los dos
demonios o como plantean ahora de “memoria completa.
Pero también vigencia en la necesidad de profundizar las
construcciones de estatalidad, de ciudadanía, de pueblo
con una fuerte impronta de los derechos humanos.
Y en ese contexto tremendo en el que estamos viviendo en
la Argentina, que aparte implica una fuerte afrenta a todas
las instituciones de la democracia y a toda la estructura del
Estado, con un particular desprecio al Estado argentino y
todos nosotros en tanto trabajadores y funcionarios
estatales, también hay que decir que la coyuntura nos
encuentra a nosotros en la provincia de Buenos Aires, en
una provincia donde se está dando una batalla
exactamente contraria a la que despliega el Estado
nacional donde la construcción de la salud pública, la
inclusión social y las políticas de derechos humanos son
ejes organizadores del Estado provincial. Esto permite que
estemos celebrando la salida de un nuevo libro (“Equipos
de Acompañamiento y su experiencia en territorio
bonaerense anudamos la práctica”) (1) que reúne gran
parte de un fuerte trabajo de equipos de acompañamiento
a víctimas de la dictadura en la provincia de Buenos Aires y
así también una larga apuesta de la Justicia argentina, en la
que Carlos Rozanski, junto a muchos otros, aportaron
mostrando que es posible que en la Argentina la memoria
esté acompañada por la Justicia en nuestro país.
Es también esta coyuntura y esta realidad de la provincia
de Buenos Aires, la que me parece que debemos resaltar
porque estamos en una provincia con condiciones de
posibilidad de demostrar que el Estado es otra versión de la
que nos quieren contar en el gobierno nacional y de que es
posible organizar políticas públicas que efectivamente
lleguen a la vida de las personas y sumen a la dignidad de
nuestro pueblo. Y por eso Axel Kicillof fue reelegido en la
provincia de Buenos Aires y eso también tiene que formar
parte de las fortalezas con las que nosotros demos batalla
en este tiempo histórico tan difícil.
DÍA DEL PSICÓLOGO Y PSICÓLOGA
DESAPARECIDO/A
El día que se eligió para la presentación del libro (Dia del
Psicólogo/a desaparecido/a), es un día que yo no si
tienen las demás profesiones un día como este, la verdad
que no lo sé. Por ahí acá compañeros o compañeras de
otras profesiones nos dirán.
Los abogados tienen el día de… Bueno, me parece bien, me
parece muy bien. (Risas). Pensé que era una originalidad
nuestra, pero bueno me parece muy bien, todas las
profesiones debieran tener. Nosotros decimos del
psicólogo, psicóloga desaparecido/a pero, yo estaba
tratando de leer, de comprender esa placa que está en la
pared (placa con los nombres de estudiantes y
psicólogos/as desaparecidos), una placa tan profunda, tan
dolorosa, como dice Maqui 1, pasan los años y no deja de
producir el mismo dolor. La primera columna es de
compañeros y compañeras psicólogos/as, y todo el resto
son estudiantes. Es impactante, realmente impactante la
cantidad de compañeros y compañeras que no han podido
ni siquiera terminar esta carrera que muchos tuvimos
posibilidad de hacer. Es impactante como se atacó también
a los estudiantes durante la dictadura.
Entonces, ese día, del psicólogo y psicóloga
desaparecido/a, que es un homenaje a Beatriz Perosio, que
es una psicóloga detenida desaparecida entre muchos
otros compañeros de nuestro país. No sé si vieron hoy un
video que hizo la FEPRA sobre Beatriz y sobre el día, muy
lindo, muy buen video, que también nos permite difundir
quién fue ella y por qué nosotros conmemoramos este día.
Bueno, me parece que vale la pena enmarcar la
presentación en el día que los compañeros de la Secretaría
eligieron, porque son días, las celebraciones y las
conmemoraciones tienen un sentido también simbólico de
inscripción, y de reactualización. Cada fecha que
celebramos, conmemoramos un hecho histórico en nuestro
país también es una época en la que nos encontramos con
nuestra historia, pero también donde volvemos a definir el
punto de partida hacia adelante, también volvemos a
redefinir cuál es nuestro compromiso hacia adelante en
esta coyuntura, con estos temas, cuál es la agenda que
construimos, cómo se reinterpreta la historia argentina en
este particular año en el que estamos conmemorando el día
del psicólogo y la psicóloga desaparecido/a.
No quiero dejar de mencionar que hace poco también se
cumplieron dos años del intento de asesinato a Cristina
Kirchner. Para nuestra democracia un hecho de esas
características también redefine y actualiza la lucha de los
derechos humanos y la vida en paz en nuestro país.
También me parece que es un hecho que no tenemos que
dejar de mencionar una y otra vez y de reclamar a la justicia
la investigación acerca de los responsables, porque así
como no aceptamos ni aceptaremos nunca que se diga de
los militares que son unos locos que hicieron actos
aberrantes, tampoco vamos a aceptar que en el intento de
asesinato a Cristina se considere resultado de accionar de
un “loquito, como se dice, o personas que sin ninguna
determinación de ningún tipo, ha cometido un acto de
semejante envergadura.
Estuve pensando un montón de cosas para charlar hoy.
Ojalá que pueda plantearlas con claridad y que aporten a la
presentación de este libro, que es un libro hermoso y que
agradezco mucho que se haya realizado con las
producciones escritas de los propios equipos contando y
reflexionando sobre el trabajo de acompañamiento, porque
nos cuesta en general escribir sobre nuestras prácticas
mientras las realizamos. Cómo dice Marina Vega en el
prólogo, con otra compañera que lo escribió, poder
colectivizar un saber de experiencias tan profundas y tan
innovadoras como la que se realiza en los
acompañamientos no merece otro sentimiento que orgullo
y gratitud hacia todos ustedes.
Leí el libro en estos días, pensaba un poco en nuestra
historia, y pensaba un poco en los psicólogos, las
psicólogas, militantes de los años 60, 70, estudiantes de
psicología y pensaba en la particular reunión de: un
profundo y valiente compromiso político, también un
valiente y profundo interés por el desarrollo y
transformaciones en el campo de la salud mental. Un
enorme compromiso político de una generación, pero a la
vez también la lucha interna en nuestras propias
disciplinas, las disputas conceptuales, teóricas, de sentido
en nuestras propias disciplinas. La posibilidad de revelarse
en el mejor de los sentidos a los dispositivos clásicos con
los que nos habían enseñado que se hacía la salud mental,
la psicología, el psicoanálisis en la Argentina.
LEGADOS, ORFANDAD E INVENCIÓN
Previo a los años 70 -que fueron signados desde la
segunda mitad de esa década por la dictadura-, esa
generación de los 60 en Argentina es una generación que
se caracterizó por esa doble inscripción (las luchas sociales
y las luchas en nuestro campo). Muchos, seguramente casi
todos, de estos compañeros y compañeras estaban
impulsados por un espíritu de rebelión en donde lo
conceptual y el desarrollo de nuestra disciplina en lo que
hace a nuestra tarea social, en los contextos en los que se
realice, no se disociaba de la lucha política, sino más bien
encontraba una posibilidad de diálogo entre un plano y
otro.
Yo creo que esto es algo muy importante, a destacar, y
que bueno, uno también comprende por qué se ha
atacado tanto a esa generación y por qué también, en
particular en la Argentina, no sucedió en otros países, el
campo de la salud mental tiene una larga historia de
compromisos y luchas sociales y, también, un enorme
compromiso en su propia formación, en sus propios
trayectos formativos. En las universidades y en toda la
cantidad de otros ámbitos donde se discutía, se leía, se
problematizaba, se peleaban, se volvían a reunir,
inventaban dispositivos dentro los ámbitos gremiales,
iban a los barrios a construir dispositivos de intervención,
flexibilizaban y cambiaban los dispositivos al interior de
las instituciones.
Hace unos días vengo leyendo este libro, que ya llevo un
tiempo, un libro conocido que se llama “El Lanús” (2) está
medio agotado, es un libro antropológico, eso es muy
lindo. Para los que no somos antropólogos y ya leemos
mucha psicología, es un alivio a la existencia leer en estas
claves. Y bueno, retrata una historia de lo que es la salud
mental en Argentina, en una institución pública, además,
bonaerense, lo cual hay que decirlo muchas veces. Le
dicen el “Lanús” pero es el “Evita” de Lanús, el Hospital
Evita de Lanús. Estuvo M. Goldenberg y un montón de
otros colegas y profesionales que formaban parte, que
reflejan esta época de la que yo hablo. Y que hicieron
cosas muy innovadoras para la época, para la lógica de la
salud pública, para la lógica hospitalaria, para la lógica del
psicoanálisis, para la lógica de la psiquiatría, la lógica de la
psicología, cosas muy innovadoras. Confiaron mucho en el
poder de su conocimiento, de su terapéutica, confiaron
mucho en eso para poder soltarse de las rigideces en las
que algunos quedamos algunas veces en torno a dónde se
trabaja, cómo se trabaja, confiaron mucho en la capacidad
de construir encuadres en contextos no tradicionales o no
previstos. Porque ninguno de ellos renunció en nada a
darle profundidad conceptual, clínica, a discutir sobre la
psicopatología, a trabajar en grupos sin renunciar al
psicoanálisis.
Y ahí nosotros tenemos en esta generación el reflejo de
una historia y de un compromiso que a mí me parece que
forma parte de un legado en el que nosotros debemos y
tenemos que inscribirnos. Y yo tomaría para pensar la
tarea de “acompañamiento a víctimas testigos de la
última dictadura en el marco de los juicios por lesa
humanidad, tomaría para pensar esta tarea del
acompañamiento, mucho de eso. Esto es lo que quería
decir.
Esa generación, muy perseguida y muy atacada, además
de todos los compañeros detenidos y desaparecidos en la
Argentina, tiene una larga, larga, larga lista de personas
exiliadas que son referencia de nuestro campo. Incluso
muchos de los que estudiamos y leemos, que se exiliaron
también de la Argentina. Yo, si me ayudan en algún
momento, quiero tener una lista de los exiliados
psicólogos, psicoanalistas. Me parece, que como yo voy
creciendo y ya no soy muy joven, cada vez me asombra
más que gente con la que yo me formé sea gente que
haya estado durante muchos años exiliada de este país. Yo
la verdad nunca ponderé demasiado esto. O sea, que se
hayan exiliado, durante muchos años no estuvieron en
nuestro país, no enseñaron, no supervisaron, no dieron
clases, no dirigieron servicios, no estuvieron a cargo de
cátedras. Por tanto, tampoco fueron decanos ni jefes de
servicio, ni directores de posgrado, nos faltaron en un
sentido muy profundo. Pero como eran muy militantes,
muy amantes de su país, el compromiso político no lo
renunciaron, trataron desde donde estaban de continuar
lo que hacían y por eso los psicólogos argentinos, los
psicoanalistas argentinos son muy conocidos en el mundo
y también participaron acompañando o impulsado
reforma y experiencias importantes en otros países
(Brasil, Italia, México, etc.).
Hablábamos con Carlos hace un rato de otro, que no es
psicólogo, pero psicoanalista y filósofo exiliado. El otro
día lo escuchaba a Miguel Benasayag, por ejemplo, no lo
puse en mi lista, pero lo tendría que poner. Y Tato
Pavlovsky, Osvaldo Saidón, Armando Bauleo, Silvia
Bleichmar, Alicia Stolkiner, Jorge Alemán, Graciela Zaldúa,
Valentín y Gregorio Barenblit, Miguel Metraj, Mimi Langer,
Emilio Rodrigué, el mismo Mauricio Goldenberg. También
Leticia Cufré de Córdoba, Néstor Braunstein, Frida Saal,
Marcelo Pasternac, que se exilian en México y junto con
Gloria Benedito habían formado la Cátedra de psicología
general que el movimiento estudiantil impulsó en
Córdoba. El libro "Psicología, ideología y ciencia" de Siglo
XXI (3), editado por su experiencia en esa cátedra, fue
bibliografía en muchas universidades de México. Muchas
de nuestras referencias tuvieron que irse del país y
dejaron de hacer lo que hacían, eso es lo que quiero
remarcar, dejar de hacer lo que hacían y eso implicó una
ausencia para muchísimos de nosotros en la construcción
de la salud mental argentina, que tuvo sus consecuencias.
Hay una, seguramente este sea el peor párrafo que les lea
porque es medio bajón este, y no es muy específico del
libro pero, en los años noventa y pico, esos años de
desierto en la Argentina, de impunidad en la Argentina, en
la que todavía todo ese legado no se había podido
recuperar, dice uno de los psicólogos que en ese momento
vuelve al Hospital Lanús a unas Jornadas, parece muy
famosas que hubo en el año 94, dice hablando de la
orfandad que se vivía en esa época: “para que algo pueda
ser valorado tiene que haber alguien para quien lo que
hagamos sea valioso”, está hablando de la falta de esa
generación, “alguien que respalde, que incentive, que nos
contenga en nuestra tarea. No tenemos nadie que nos
adopte ni a quien adoptar. Y falta una generación, la
continuidad de la transmisión se interrumpió. Para no
ahogarnos en el escepticismo una salida posible sería
empezar nosotros a ofrecernos como referentes de
generaciones venideras y empezar de a poco a recuperar
algo de esa continuidad perdida” (2, p. 50).
A mí me parece muy importante, a mí me impactó mucho,
son cosas que no son nuevas para esta reflexión, no, pero
me pareció muy profunda esa descripción de ese período
de nuestra historia y la conciencia sobre la falta y la
orfandad de esa generación. Porque en general no nos es
tan, bueno, salvo en las relaciones afectivas inmediatas,
en términos conceptuales, en términos teóricos de
disciplina, es muy difícil reconocer contemporáneamente
lo que nos falta. Más bien percibimos lo que tenemos, lo
que tenemos inmediatamente y nos legamos a esa
tradición. Pero reconocer esa falta me parece que es muy
importante y lo quería resituar, porque en otra coyuntura,
que es la coyuntura que las compañeras recién reponían,
que tiene que ver con la llegada del kirchnerismo a la
Argentina, con la recuperación de un montón de legados
de nuestra historia, de un montón de legados, entre ellos
el legado de los derechos humanos, se construyen otras
condiciones para la tarea en relación a la memoria, el
desencadenamiento por supuesto de la tarea de los juicios
por delitos de lesa humanidad, que ya se había iniciado
antes, pero que tuvo una parálisis y una marcha atrás en
la etapa de impunidad en la década del 90. Y que luego,
con la derogación de las leyes de impunidad impulsadas
por N. Kirchner, se relanzara otra etapa junto con la
reapertura de todos los juicios, Y es esa etapa es que se
crean espacios de acompañamiento más formales e
institucionales desde el Estado. Se crea el “Centro Ulloa”
como ámbito en la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación para organizar desde el campo de la salud mental
los procesos de acompañamiento a los miles y miles de
testigos que pasaron por los Juicios de Lesa humanidad
(hijos, nietos, detenidos, exiliados, etc.). Había por ese
entonces más profesionales de la salud mental en la
secretaría de derechos humanos, que en la Dirección
Nacional de Salud Mental. Es en ese contexto histórico, es
ahí donde se construyen condiciones distintas para hacer
algo diferente con esa orfandad a la que nos referíamos
antes. No porque estuvieran, o hubieran vuelto todos los
que nos faltaron. Algunos fueron regresando, otros
quedaron viviendo en otros países, otros van y vienen
como el compañero Jorge Alemán, y muchos otros no
volvieron nunca más porque fueron desaparecidos o
asesinados.
EL ACOMPAÑAMIENTO A VÍCTIMAS
Pero es en ese tiempo que se construyen condiciones
simbólicas y políticas para hacer de la tarea de
acompañamiento (que es la que justamente se desarrolla
en este hermoso libro), una tarea que se pudiera inscribir
en una historia. Y a la vez, una tarea que asuma una
invención actual y hacia adelante. Porque ¿qué es
acompañar a víctimas, testigos de los juicios de lesa
humanidad en la Argentina? Por suerte tenemos este
libro, por suerte tenemos a Mariana Wikinski que escribió
mucho, por suerte tenemos a Fabiana Rousseau (4), por
suerte tenemos un montón de compañeros y compañeras
que han escrito y han dado también de alguna manera
testimonio de lo que se ha hecho; de cómo se inventaron
nuevos dispositivos en el campo de la salud mental
argentina y como se pensó conceptualmente esta
invención, sus fundamentos, su encuadre, su alcance.
Pero “acompañar” en la Argentina, esa función y esa tarea
tan maravillosa que ustedes hacen implicó asumir algo de
esa orfandad para inventar, para inventar un nuevo tipo
de dispositivo diferente (ya que no se trata de un
dispositivo de tratamiento en salud mental o de asistencia
en salud mental, tampoco un tipo de dispositivo
comunitario o de prevención, que tal vez eran los tipos de
dispositivos que teníamos hasta el momento). Inventar el
dispositivo de “acompañamiento” fue una novedad y a la
vez una novedad que se anudó a un legado a una forma
de interpretar ese legado. Y eso me parece que es lo que
configura particularmente el modo en el que nosotros
hacemos el acompañamiento a víctimas, testigos de la
última dictadura en Argentina. Es la asunción de un vacío
que nos fuerza a inventar, es hacer algo con esa ausencia.
Yo tuve la oportunidad en el último tramo de gobierno de
Cristina Kirchner, de asumir la dirección del Centro Ulloa,
junto con un grupo de colegas y compañeros, los mismos
con los que hoy gestionamos Salud Mental en la provincia.
Al asumir en el Centro luego de su fundación y de su
desarrollo con Fabiana Rouseaux pude conocer y
gestionar la coordinación de muchísimos equipos de
acompañamiento a juicios en todo el país, además del
propio del Centro Ulloa. Equipos como los de nuestra
provincia de Buenos Aires que se nuclean en este libro.
Pero recuerdo que cuando llegué al Centro Ulloa, una de
las cosas que más me impactó era que tenían en todas las
paredes del lugar (una hermosa casona española en el
medio del centro porteño), tenían en el Ulloa fotos de un
montón de referentes, de Tato Pavlovsky, de Silvia
Bleichmar, de Mimi Langer, de Ulloa. Y para mí eran
autores que yo había leído obviamente, pero que no los
tenía conmigo, formaban parte de la biblioteca, pero no de
autores vivos que ayudaran a pensar e inventar el
quehacer de la gestión, algo tan importante como las
políticas de memoria actuales. Ahora nos copiamos un
poco en la Subsecretaría de Salud Mental, Consumos
Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud de la
provincia de Buenos Aires, tenemos en el salón donde
hacemos actos y encuentros un montón de fotos de ellos
que nos acompañan.
Pero entonces, digo, haber asumido esa ausencia implica
un trabajo simbólico de apropiación de la historia y
también, para que un legado sea efectivamente un legado
y no un pasado, también tenemos que hacer algo
novedoso con eso. Y yo creo que la tarea de
acompañamiento en la Argentina, lo que ustedes reflejan
acá y el equipo, creo que es el de Mar del Plata el que
hablaba también de las nuevas generaciones, de cómo
enseñan a las nuevas generaciones, la tarea del
acompañamiento a las víctimas.
Me parece que también se dio esa tarea maravillosa que
es inventar una manera de hacer con la salud mental
anudada a los derechos humanos y a algo insoslayable,
irreemplazable, que es el Estado. Porque nosotros todos
ya sabemos que las tareas de reparación se hacen
anudadas a un Estado que asume el daño producido.
Bueno, eso quería contarles, decirles, que venía pensando
en estos días. Yo creo que es un orgullo argentino la tarea
de acompañamiento que hemos construido y que cada
vez toma s un carácter colectivo. Ese saber que fuimos
desarrollando, ese descubrimiento de lo que somos
capaces de hacer, cuando estamos situados, claros y
éticos con nuestra función y con nuestro compromiso
social y político con nuestro país.
Esa invención de los dispositivos de acompañamiento,
que surgieron, se crearon y se desplegaron en toda
Argentina vinculados al trabajo con víctimas del
terrorismo de Estado, ha servido para poder tomar esa
experiencia y plantear al acompañamiento como un tipo
de dispositivo en sí mismo. Un dispositivo diferencial del
de los tratamientos, o la asistencia. Desde la Secretaría de
Salud Mental de nuestra provincia, tomamos esta
experiencia para plantear que las políticas en salud mental
se contemplan: políticas de cuidado, políticas
asistenciales y terapéuticas, políticas de acompañamiento
y políticas de prevención. En la pandemia los dispositivos
de acompañamiento, por ejemplo, fueron centrales y
estratégicos. Cetec-salud mental, acompañamiento
remoto en las líneas 0800-salud mental,
acompañamiento en los centros de aislamiento, etc.
También los dispositivos de acompañamiento sirven para
trabajar en el campo de la justicia, lo que aprendimos del
acompañamiento en los juicios de lesa humanidad en esa
interfase salud/justicia de capacidad muy importante de
poder conceptualizar, caracterizar porque nos puede
servir para trabajar en otro montón de ámbitos judiciales:
las mujeres víctimas de violencias por motivos de género,
y su paso por el sistema judicial, y ni que hablar las/os
niñas/os víctimas de abuso sexual.
Creo que lo que se ha podido hacer en el acompañamiento
en Argentina, en esta clave y con estas características de
legado/tradición y también de creación/invención, es un
maravilloso analizador de lo que es capaz la salud mental
en la Argentina, es un orgullo argentino y creo que hay
que seguir contándolo, enseñándolo, transmitiéndolo.
¡Agradezco mucho por eso mismo que lo hayan escrito y
celebro este día con todos ustedes!
Salud Publica 2025 Jul; 4
Opinión Op
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
DE DONDE PARTIMOS
Para muchos de nosotros las políticas de salud mental (su
diseño, su producción y su sostenimiento) está muy
enlazado a la perspectiva y el campo de los Derechos
Humanos.
Por ello, desde nuestra mirada, las políticas que se
desarrollan en materia de salud mental en la provincia de
Buenos Aires contienen parte de un legado histórico de la
relación entre la salud mental y los derechos humanos. La
reforma bonaerense en salud mental es una reforma que,
entre otras cosas, se nutre de esas marcas, de esos
aprendizajes y también de esos compromisos éticos con los
cuales, por lo menos toda una generación, nos formamos
adentro y afuera de las universidades. Está hoy con
nosotros Carlos Rosansky, está Carmen Cáceres también
acá, compañeros de los que uno ha aprendido mucho y ha
sentido refugio en otras épocas también difíciles.
Pensaba en la coyuntura argentina actual, en las
particularidades de la realidad política actual que se impone
con el gobierno de J. Milei. Bueno, por un lado, tenemos
unos sucesos de los que seguro todos venimos hablando y
repudiando de distintas maneras, como es esa fatídica y
repulsiva visita que hicieron algunos diputados nacionales
a las cárceles donde (como algunos dicen con acierto)
fueron a “tener reuniones de trabajo” con los genocidas
condenados por delitos de lesa humanidad. Esto, junto con
la presencia de un gobierno nacional que cada tanto
explicita a cielo abierto su negacionismo, me parece que
hace de la lucha de los Derechos Humanos en la Argentina
una de las agendas que haya que impulsar con fuerza,
nuevamente vigente. Vigente en el sentido de la resistencia
a que impongan el negacionismo, las teorías de los dos
demonios o como plantean ahora de “memoria completa.
Pero también vigencia en la necesidad de profundizar las
construcciones de estatalidad, de ciudadanía, de pueblo
con una fuerte impronta de los derechos humanos.
Y en ese contexto tremendo en el que estamos viviendo en
la Argentina, que aparte implica una fuerte afrenta a todas
las instituciones de la democracia y a toda la estructura del
Estado, con un particular desprecio al Estado argentino y
todos nosotros en tanto trabajadores y funcionarios
estatales, también hay que decir que la coyuntura nos
encuentra a nosotros en la provincia de Buenos Aires, en
una provincia donde se está dando una batalla
exactamente contraria a la que despliega el Estado
nacional donde la construcción de la salud pública, la
inclusión social y las políticas de derechos humanos son
ejes organizadores del Estado provincial. Esto permite que
estemos celebrando la salida de un nuevo libro (“Equipos
de Acompañamiento y su experiencia en territorio
bonaerense anudamos la práctica”) (1) que reúne gran
parte de un fuerte trabajo de equipos de acompañamiento
a víctimas de la dictadura en la provincia de Buenos Aires y
así también una larga apuesta de la Justicia argentina, en la
que Carlos Rozanski, junto a muchos otros, aportaron
mostrando que es posible que en la Argentina la memoria
esté acompañada por la Justicia en nuestro país.
Es también esta coyuntura y esta realidad de la provincia
de Buenos Aires, la que me parece que debemos resaltar
porque estamos en una provincia con condiciones de
posibilidad de demostrar que el Estado es otra versión de la
que nos quieren contar en el gobierno nacional y de que es
posible organizar políticas públicas que efectivamente
lleguen a la vida de las personas y sumen a la dignidad de
nuestro pueblo. Y por eso Axel Kicillof fue reelegido en la
provincia de Buenos Aires y eso también tiene que formar
parte de las fortalezas con las que nosotros demos batalla
en este tiempo histórico tan difícil.
DÍA DEL PSICÓLOGO Y PSICÓLOGA
DESAPARECIDO/A
El día que se eligió para la presentación del libro (Dia del
Psicólogo/a desaparecido/a), es un día que yo no si
tienen las demás profesiones un día como este, la verdad
que no lo sé. Por ahí acá compañeros o compañeras de
otras profesiones nos dirán.
Los abogados tienen el día de… Bueno, me parece bien, me
parece muy bien. (Risas). Pensé que era una originalidad
nuestra, pero bueno me parece muy bien, todas las
profesiones debieran tener. Nosotros decimos del
psicólogo, psicóloga desaparecido/a pero, yo estaba
tratando de leer, de comprender esa placa que está en la
pared (placa con los nombres de estudiantes y
psicólogos/as desaparecidos), una placa tan profunda, tan
dolorosa, como dice Maqui 1, pasan los años y no deja de
producir el mismo dolor. La primera columna es de
compañeros y compañeras psicólogos/as, y todo el resto
son estudiantes. Es impactante, realmente impactante la
cantidad de compañeros y compañeras que no han podido
ni siquiera terminar esta carrera que muchos tuvimos
posibilidad de hacer. Es impactante como se atacó también
a los estudiantes durante la dictadura.
Entonces, ese día, del psicólogo y psicóloga
desaparecido/a, que es un homenaje a Beatriz Perosio, que
es una psicóloga detenida desaparecida entre muchos
otros compañeros de nuestro país. No sé si vieron hoy un
video que hizo la FEPRA sobre Beatriz y sobre el día, muy
lindo, muy buen video, que también nos permite difundir
quién fue ella y por qué nosotros conmemoramos este día.
Bueno, me parece que vale la pena enmarcar la
presentación en el día que los compañeros de la Secretaría
eligieron, porque son días, las celebraciones y las
conmemoraciones tienen un sentido también simbólico de
inscripción, y de reactualización. Cada fecha que
celebramos, conmemoramos un hecho histórico en nuestro
país también es una época en la que nos encontramos con
nuestra historia, pero también donde volvemos a definir el
punto de partida hacia adelante, también volvemos a
redefinir cuál es nuestro compromiso hacia adelante en
esta coyuntura, con estos temas, cuál es la agenda que
construimos, cómo se reinterpreta la historia argentina en
este particular año en el que estamos conmemorando el día
del psicólogo y la psicóloga desaparecido/a.
No quiero dejar de mencionar que hace poco también se
cumplieron dos años del intento de asesinato a Cristina
Kirchner. Para nuestra democracia un hecho de esas
características también redefine y actualiza la lucha de los
derechos humanos y la vida en paz en nuestro país.
También me parece que es un hecho que no tenemos que
dejar de mencionar una y otra vez y de reclamar a la justicia
la investigación acerca de los responsables, porque así
como no aceptamos ni aceptaremos nunca que se diga de
los militares que son unos locos que hicieron actos
aberrantes, tampoco vamos a aceptar que en el intento de
asesinato a Cristina se considere resultado de accionar de
un “loquito, como se dice, o personas que sin ninguna
determinación de ningún tipo, ha cometido un acto de
semejante envergadura.
Estuve pensando un montón de cosas para charlar hoy.
Ojalá que pueda plantearlas con claridad y que aporten a la
presentación de este libro, que es un libro hermoso y que
agradezco mucho que se haya realizado con las
producciones escritas de los propios equipos contando y
reflexionando sobre el trabajo de acompañamiento, porque
nos cuesta en general escribir sobre nuestras prácticas
mientras las realizamos. Cómo dice Marina Vega en el
prólogo, con otra compañera que lo escribió, poder
colectivizar un saber de experiencias tan profundas y tan
innovadoras como la que se realiza en los
acompañamientos no merece otro sentimiento que orgullo
y gratitud hacia todos ustedes.
Leí el libro en estos días, pensaba un poco en nuestra
historia, y pensaba un poco en los psicólogos, las
psicólogas, militantes de los años 60, 70, estudiantes de
psicología y pensaba en la particular reunión de: un
profundo y valiente compromiso político, también un
valiente y profundo interés por el desarrollo y
transformaciones en el campo de la salud mental. Un
enorme compromiso político de una generación, pero a la
vez también la lucha interna en nuestras propias
disciplinas, las disputas conceptuales, teóricas, de sentido
en nuestras propias disciplinas. La posibilidad de revelarse
en el mejor de los sentidos a los dispositivos clásicos con
los que nos habían enseñado que se hacía la salud mental,
la psicología, el psicoanálisis en la Argentina.
LEGADOS, ORFANDAD E INVENCIÓN
Previo a los años 70 -que fueron signados desde la
segunda mitad de esa década por la dictadura-, esa
generación de los 60 en Argentina es una generación que
se caracterizó por esa doble inscripción (las luchas sociales
y las luchas en nuestro campo). Muchos, seguramente casi
todos, de estos compañeros y compañeras estaban
impulsados por un espíritu de rebelión en donde lo
conceptual y el desarrollo de nuestra disciplina en lo que
hace a nuestra tarea social, en los contextos en los que se
realice, no se disociaba de la lucha política, sino más bien
encontraba una posibilidad de diálogo entre un plano y
otro.
Yo creo que esto es algo muy importante, a destacar, y
que bueno, uno también comprende por qué se ha
atacado tanto a esa generación y por qué también, en
particular en la Argentina, no sucedió en otros países, el
campo de la salud mental tiene una larga historia de
compromisos y luchas sociales y, también, un enorme
compromiso en su propia formación, en sus propios
trayectos formativos. En las universidades y en toda la
cantidad de otros ámbitos donde se discutía, se leía, se
problematizaba, se peleaban, se volvían a reunir,
inventaban dispositivos dentro los ámbitos gremiales,
iban a los barrios a construir dispositivos de intervención,
flexibilizaban y cambiaban los dispositivos al interior de
las instituciones.
Hace unos días vengo leyendo este libro, que ya llevo un
tiempo, un libro conocido que se llama “El Lanús” (2) está
medio agotado, es un libro antropológico, eso es muy
lindo. Para los que no somos antropólogos y ya leemos
mucha psicología, es un alivio a la existencia leer en estas
claves. Y bueno, retrata una historia de lo que es la salud
mental en Argentina, en una institución pública, además,
bonaerense, lo cual hay que decirlo muchas veces. Le
dicen el “Lanús” pero es el “Evita” de Lanús, el Hospital
Evita de Lanús. Estuvo M. Goldenberg y un montón de
otros colegas y profesionales que formaban parte, que
reflejan esta época de la que yo hablo. Y que hicieron
cosas muy innovadoras para la época, para la lógica de la
salud pública, para la lógica hospitalaria, para la lógica del
psicoanálisis, para la lógica de la psiquiatría, la lógica de la
psicología, cosas muy innovadoras. Confiaron mucho en el
poder de su conocimiento, de su terapéutica, confiaron
mucho en eso para poder soltarse de las rigideces en las
que algunos quedamos algunas veces en torno a dónde se
trabaja, cómo se trabaja, confiaron mucho en la capacidad
de construir encuadres en contextos no tradicionales o no
previstos. Porque ninguno de ellos renunció en nada a
darle profundidad conceptual, clínica, a discutir sobre la
psicopatología, a trabajar en grupos sin renunciar al
psicoanálisis.
Y ahí nosotros tenemos en esta generación el reflejo de
una historia y de un compromiso que a mí me parece que
forma parte de un legado en el que nosotros debemos y
tenemos que inscribirnos. Y yo tomaría para pensar la
tarea de “acompañamiento a víctimas testigos de la
última dictadura en el marco de los juicios por lesa
humanidad, tomaría para pensar esta tarea del
acompañamiento, mucho de eso. Esto es lo que quería
decir.
Esa generación, muy perseguida y muy atacada, además
de todos los compañeros detenidos y desaparecidos en la
Argentina, tiene una larga, larga, larga lista de personas
exiliadas que son referencia de nuestro campo. Incluso
muchos de los que estudiamos y leemos, que se exiliaron
también de la Argentina. Yo, si me ayudan en algún
momento, quiero tener una lista de los exiliados
psicólogos, psicoanalistas. Me parece, que como yo voy
creciendo y ya no soy muy joven, cada vez me asombra
más que gente con la que yo me formé sea gente que
haya estado durante muchos años exiliada de este país. Yo
la verdad nunca ponderé demasiado esto. O sea, que se
hayan exiliado, durante muchos años no estuvieron en
nuestro país, no enseñaron, no supervisaron, no dieron
clases, no dirigieron servicios, no estuvieron a cargo de
cátedras. Por tanto, tampoco fueron decanos ni jefes de
servicio, ni directores de posgrado, nos faltaron en un
sentido muy profundo. Pero como eran muy militantes,
muy amantes de su país, el compromiso político no lo
renunciaron, trataron desde donde estaban de continuar
lo que hacían y por eso los psicólogos argentinos, los
psicoanalistas argentinos son muy conocidos en el mundo
y también participaron acompañando o impulsado
reforma y experiencias importantes en otros países
(Brasil, Italia, México, etc.).
Hablábamos con Carlos hace un rato de otro, que no es
psicólogo, pero psicoanalista y filósofo exiliado. El otro
día lo escuchaba a Miguel Benasayag, por ejemplo, no lo
puse en mi lista, pero lo tendría que poner. Y Tato
Pavlovsky, Osvaldo Saidón, Armando Bauleo, Silvia
Bleichmar, Alicia Stolkiner, Jorge Alemán, Graciela Zaldúa,
Valentín y Gregorio Barenblit, Miguel Metraj, Mimi Langer,
Emilio Rodrigué, el mismo Mauricio Goldenberg. También
Leticia Cufré de Córdoba, Néstor Braunstein, Frida Saal,
Marcelo Pasternac, que se exilian en México y junto con
Gloria Benedito habían formado la Cátedra de psicología
general que el movimiento estudiantil impulsó en
Córdoba. El libro "Psicología, ideología y ciencia" de Siglo
XXI (3), editado por su experiencia en esa cátedra, fue
bibliografía en muchas universidades de México. Muchas
de nuestras referencias tuvieron que irse del país y
dejaron de hacer lo que hacían, eso es lo que quiero
remarcar, dejar de hacer lo que hacían y eso implicó una
ausencia para muchísimos de nosotros en la construcción
de la salud mental argentina, que tuvo sus consecuencias.
Hay una, seguramente este sea el peor párrafo que les lea
porque es medio bajón este, y no es muy específico del
libro pero, en los años noventa y pico, esos años de
desierto en la Argentina, de impunidad en la Argentina, en
la que todavía todo ese legado no se había podido
recuperar, dice uno de los psicólogos que en ese momento
vuelve al Hospital Lanús a unas Jornadas, parece muy
famosas que hubo en el año 94, dice hablando de la
orfandad que se vivía en esa época: “para que algo pueda
ser valorado tiene que haber alguien para quien lo que
hagamos sea valioso”, está hablando de la falta de esa
generación, “alguien que respalde, que incentive, que nos
contenga en nuestra tarea. No tenemos nadie que nos
adopte ni a quien adoptar. Y falta una generación, la
continuidad de la transmisión se interrumpió. Para no
ahogarnos en el escepticismo una salida posible sería
empezar nosotros a ofrecernos como referentes de
generaciones venideras y empezar de a poco a recuperar
algo de esa continuidad perdida” (2, p. 50).
A mí me parece muy importante, a mí me impactó mucho,
son cosas que no son nuevas para esta reflexión, no, pero
me pareció muy profunda esa descripción de ese período
de nuestra historia y la conciencia sobre la falta y la
orfandad de esa generación. Porque en general no nos es
tan, bueno, salvo en las relaciones afectivas inmediatas,
en términos conceptuales, en términos teóricos de
disciplina, es muy difícil reconocer contemporáneamente
lo que nos falta. Más bien percibimos lo que tenemos, lo
que tenemos inmediatamente y nos legamos a esa
tradición. Pero reconocer esa falta me parece que es muy
importante y lo quería resituar, porque en otra coyuntura,
que es la coyuntura que las compañeras recién reponían,
que tiene que ver con la llegada del kirchnerismo a la
Argentina, con la recuperación de un montón de legados
de nuestra historia, de un montón de legados, entre ellos
el legado de los derechos humanos, se construyen otras
condiciones para la tarea en relación a la memoria, el
desencadenamiento por supuesto de la tarea de los juicios
por delitos de lesa humanidad, que ya se había iniciado
antes, pero que tuvo una parálisis y una marcha atrás en
la etapa de impunidad en la década del 90. Y que luego,
con la derogación de las leyes de impunidad impulsadas
por N. Kirchner, se relanzara otra etapa junto con la
reapertura de todos los juicios, Y es esa etapa es que se
crean espacios de acompañamiento más formales e
institucionales desde el Estado. Se crea el “Centro Ulloa”
como ámbito en la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación para organizar desde el campo de la salud mental
los procesos de acompañamiento a los miles y miles de
testigos que pasaron por los Juicios de Lesa humanidad
(hijos, nietos, detenidos, exiliados, etc.). Había por ese
entonces más profesionales de la salud mental en la
secretaría de derechos humanos, que en la Dirección
Nacional de Salud Mental. Es en ese contexto histórico, es
ahí donde se construyen condiciones distintas para hacer
algo diferente con esa orfandad a la que nos referíamos
antes. No porque estuvieran, o hubieran vuelto todos los
que nos faltaron. Algunos fueron regresando, otros
quedaron viviendo en otros países, otros van y vienen
como el compañero Jorge Alemán, y muchos otros no
volvieron nunca más porque fueron desaparecidos o
asesinados.
EL ACOMPAÑAMIENTO A VÍCTIMAS
Pero es en ese tiempo que se construyen condiciones
simbólicas y políticas para hacer de la tarea de
acompañamiento (que es la que justamente se desarrolla
en este hermoso libro), una tarea que se pudiera inscribir
en una historia. Y a la vez, una tarea que asuma una
invención actual y hacia adelante. Porque ¿qué es
acompañar a víctimas, testigos de los juicios de lesa
humanidad en la Argentina? Por suerte tenemos este
libro, por suerte tenemos a Mariana Wikinski que escribió
mucho, por suerte tenemos a Fabiana Rousseau (4), por
suerte tenemos un montón de compañeros y compañeras
que han escrito y han dado también de alguna manera
testimonio de lo que se ha hecho; de cómo se inventaron
nuevos dispositivos en el campo de la salud mental
argentina y como se pensó conceptualmente esta
invención, sus fundamentos, su encuadre, su alcance.
Pero “acompañar” en la Argentina, esa función y esa tarea
tan maravillosa que ustedes hacen implicó asumir algo de
esa orfandad para inventar, para inventar un nuevo tipo
de dispositivo diferente (ya que no se trata de un
dispositivo de tratamiento en salud mental o de asistencia
en salud mental, tampoco un tipo de dispositivo
comunitario o de prevención, que tal vez eran los tipos de
dispositivos que teníamos hasta el momento). Inventar el
dispositivo de “acompañamiento” fue una novedad y a la
vez una novedad que se anudó a un legado a una forma
de interpretar ese legado. Y eso me parece que es lo que
configura particularmente el modo en el que nosotros
hacemos el acompañamiento a víctimas, testigos de la
última dictadura en Argentina. Es la asunción de un vacío
que nos fuerza a inventar, es hacer algo con esa ausencia.
Yo tuve la oportunidad en el último tramo de gobierno de
Cristina Kirchner, de asumir la dirección del Centro Ulloa,
junto con un grupo de colegas y compañeros, los mismos
con los que hoy gestionamos Salud Mental en la provincia.
Al asumir en el Centro luego de su fundación y de su
desarrollo con Fabiana Rouseaux pude conocer y
gestionar la coordinación de muchísimos equipos de
acompañamiento a juicios en todo el país, además del
propio del Centro Ulloa. Equipos como los de nuestra
provincia de Buenos Aires que se nuclean en este libro.
Pero recuerdo que cuando llegué al Centro Ulloa, una de
las cosas que más me impactó era que tenían en todas las
paredes del lugar (una hermosa casona española en el
medio del centro porteño), tenían en el Ulloa fotos de un
montón de referentes, de Tato Pavlovsky, de Silvia
Bleichmar, de Mimi Langer, de Ulloa. Y para mí eran
autores que yo había leído obviamente, pero que no los
tenía conmigo, formaban parte de la biblioteca, pero no de
autores vivos que ayudaran a pensar e inventar el
quehacer de la gestión, algo tan importante como las
políticas de memoria actuales. Ahora nos copiamos un
poco en la Subsecretaría de Salud Mental, Consumos
Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud de la
provincia de Buenos Aires, tenemos en el salón donde
hacemos actos y encuentros un montón de fotos de ellos
que nos acompañan.
Pero entonces, digo, haber asumido esa ausencia implica
un trabajo simbólico de apropiación de la historia y
también, para que un legado sea efectivamente un legado
y no un pasado, también tenemos que hacer algo
novedoso con eso. Y yo creo que la tarea de
acompañamiento en la Argentina, lo que ustedes reflejan
acá y el equipo, creo que es el de Mar del Plata el que
hablaba también de las nuevas generaciones, de cómo
enseñan a las nuevas generaciones, la tarea del
acompañamiento a las víctimas.
Me parece que también se dio esa tarea maravillosa que
es inventar una manera de hacer con la salud mental
anudada a los derechos humanos y a algo insoslayable,
irreemplazable, que es el Estado. Porque nosotros todos
ya sabemos que las tareas de reparación se hacen
anudadas a un Estado que asume el daño producido.
Bueno, eso quería contarles, decirles, que venía pensando
en estos días. Yo creo que es un orgullo argentino la tarea
de acompañamiento que hemos construido y que cada
vez toma más un carácter colectivo. Ese saber que fuimos
desarrollando, ese descubrimiento de lo que somos
capaces de hacer, cuando estamos situados, claros y
éticos con nuestra función y con nuestro compromiso
social y político con nuestro país.
Esa invención de los dispositivos de acompañamiento,
que surgieron, se crearon y se desplegaron en toda
Argentina vinculados al trabajo con víctimas del
terrorismo de Estado, ha servido para poder tomar esa
experiencia y plantear al acompañamiento como un tipo
de dispositivo en sí mismo. Un dispositivo diferencial del
de los tratamientos, o la asistencia. Desde la Secretaría de
Salud Mental de nuestra provincia, tomamos esta
experiencia para plantear que las políticas en salud mental
se contemplan: políticas de cuidado, políticas
asistenciales y terapéuticas, políticas de acompañamiento
y políticas de prevención. En la pandemia los dispositivos
de acompañamiento, por ejemplo, fueron centrales y
estratégicos. Cetec-salud mental, acompañamiento
remoto en las líneas 0800-salud mental,
acompañamiento en los centros de aislamiento, etc.
También los dispositivos de acompañamiento sirven para
trabajar en el campo de la justicia, lo que aprendimos del
acompañamiento en los juicios de lesa humanidad en esa
interfase salud/justicia de capacidad muy importante de
poder conceptualizar, caracterizar porque nos puede
servir para trabajar en otro montón de ámbitos judiciales:
las mujeres víctimas de violencias por motivos de género,
y su paso por el sistema judicial, y ni que hablar las/os
niñas/os víctimas de abuso sexual.
Creo que lo que se ha podido hacer en el acompañamiento
en Argentina, en esta clave y con estas características de
legado/tradición y también de creación/invención, es un
maravilloso analizador de lo que es capaz la salud mental
en la Argentina, es un orgullo argentino y creo que hay
que seguir contándolo, enseñándolo, transmitiéndolo.
¡Agradezco mucho por eso mismo que lo hayan escrito y
celebro este día con todos ustedes!
Salud Publica 2025 Jul; 4
Opinión Op
SALUD
REVISTA DEL MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
RB
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Buenos Aires. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Equipos de Acompañamiento y su experiencia en territorio bonaerense: anudamos la práctica
(Internet). La Plata: Editorial MeVeJu;2023. (acceso jun. 2025) Disponible en:
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://derechoshumanos.mjus.gba.gob.ar/wp-content/uploads/2024/05/Equipo-de-Acompan
amiento_digital.pdfchrome-.
2. Visacovsky SE. El Lanús: memoria, política y psicoanálisis en la Argentina (1956-1992). Buenos Aires: Infomed; 2001.
3. Benedito G; Braunstein N; Pasternac M; Saal F. Psicología, ideología y ciencia. México: Siglo XXI; 1975.
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Calmels J. La experiencia argentina de invención de nuevos campos de intervención en salud mental: el acompañamiento a víctimas Salud
Publica [Internet]. 2025 Jul [fecha de consulta]; 4. Disponible en: URL del artículo.
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